domingo, 26 de julio de 2015

Tomebamba, la provincia inca: replanteamiento histórico


Investigación y concepto gráfico: José Luis Espinoza E.

Fotos y dibujos: Museo Pumapungo del Banco Central/José Luis Espinoza E.


ANTECEDENTES

La historia tradicional local sostiene que Tomebamba era una ciudad sobre la cual los españoles fundaron la ciudad de Cuenca en Ecuador. Que Tomebamba, fue la Segunda Cuzco, donde nació Huayna Cápac y que Pumapungo era un barrio de la gran ciudad de Tomebamba. Que, el gran templo al Sol descrito por muchos cronistas con especial acento, se encontraba también dentro de la supuesta ciudad de Tomebamba.

Se ha creído y dicho que la ciudad de Tomebamba era tan grande como Cuzco. Sin embargo para guardar proporciones, mientras a Cuzco le tomó cientos de años en su compleja conformación y tamaño, Pumapungo apenas tenía sesenta años de vida.

Estudiosos locales de fines del siglo XIX y comienzos del XX, confundidos, trataron de ubicar la ficticia “ciudad de Tomebamba”, sin que pudieran encontrarla. En 1923, el arqueólogo alemán Max Uhle; previas investigaciones, informaba salomónicamente a los intelectuales locales que “la ciudad de Tomebamba”, no se encontraba ni en Ingapirca ni en Cañaribamba como algunos estudiosos pretendían; sino que se limitaba a lo que hoy es el área de Pumapungo, quedando reinstaurado si así hemos de llamar, el nombre de la“ciudad de Tomebamba”, concebida como capital solamente. Si bien Uhle realizó estudios comparativos entre Pumapungo y Cuzco; sin embargo Uhle, ratificó erróneamente a Pumapungo con el nombre de “ciudad de Tomebamba”.

Túpac Yupanqui conquistó el norte del Tahuantinsuyo hacia 1470, fundando sobre antiguos santuarios cañaris, Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba.

En tiempos de Atahualpa luego de la ilegal y criminal matanza de los cañaris, la región fue conocida metafóricamente como Tumipampa.

Los españoles adoptaron este nombre luego de la fundación de Cuenca, para asignarle erróneamente sólo a Pumapungo, equivocación que se ha divulgado y mantenido hasta la actualidad.

Tomebamba, se encuentra muy referenciada por distinguidos cronistas tempranos dada la importancia que adquirió por un acontecimiento importante, como fue el nacimiento de Huayna Cápac en tierras cañaris.

Mucho se ha escrito sobre la supuesta “ciudad de Tomebamba” inca, elucubraciones, teorizaciones e interpretaciones se han hecho en torno de ella, pero hemos de probar si esas “historias” nos dicen la verdad o son el producto de una errónea lectura de los textos antiguos, de la distorsión, creatividad y arrastre de errores, que por centurias han incurrido distinguidos autores.

Cuenca del Ecuador, por mantener la traza colonial de sus calles arquitectura Republicana de estilo Neoclásico, fue designada en 1999 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

FIGURA 2: Ubicación de la ciudadela Pumapungo, centro sagrado y residencia temporal de Huayna Capac.

HIPOTESIS

Este estudio, pretende probar que en el incario Tomebamba, no era ciudad como se ha sostenido y dicho tradicionalmente; sino que, era una “provincia” dentro la cual se encontraban cuatro centros principales.

La ciudadela Pumapungo no era un “barrio” de la supuesta “ciudad de Tomebamba” sino el único y verdadero centro inca importante, con jurisdicción en todo el norte del Imperio llamada también, “Segunda Cuzco”.

El famoso templo del Sol de Tomebamba descrito por Cieza de León y otros cronistas, que se supone estaba en la “ciudad de Tomebamba”; no se encontraba allí, sino en el antiguo Hatun Cañar hoy parroquia de Ingapirca.

METODOLOGIA

Tradicionalmente la historiografía local le atribuye importantes acontecimientos a la supuesta “ciudad de Tomebamba”; sin embargo, las crónicas no coinciden cuando intentamos probar los hechos. Hoy, basados en estudios arqueológicos y documentos etnohistóricos, hemos optado por una creativa e innovadora metodología buscando eventos claves con enfoques en la provincia de Tomebamba. Además, una analítica lectura de fuentes primarias como las crónicas de Cieza de León y las Actas de Fundación de Cuenca entre otros documentos, nos permitirán probar sostenidamente algunos sucesos, que replantean la concepción tradicional que hasta hoy hemos tenido de Tomebamba, Pumapungo y Hatun Cañar.

LA PROVINCIA DE TOMEBAMBA

Referencias y argumentos que prueban la existencia de la provincia de Tomebamba.

En 1532, Pedro Pizarro recogió información valiosa, cuando Atahualpa estuvo cautivo en poder de los españoles. Atahualpa le dijo a Pizarro: “…Y ahora tenía pensado, si no acaeciera mi prisión, de irme a descansar a mi tierra [Quito] y de camino acabar de asolar todos los pueblos de aquella comarca de Tomebamba…”. (citado por González Suarez 1878, 8). No pueden existir pueblos dentro de una ciudad, pero si en una comarca o provincia, como acertadamente afirmaba Atahualpa, quien sí conoció perfectamente la “provincia de Tomebamba”.

- En 1547, Girolamo Benzoni al referirse a los edificios existentes en la provincia de Tomebamba, dice: “…en la Provincia de Quito, en el territorio de Tomebamba…”. (León I 1983,65). No menciona ninguna ciudad de Tomebamba, sino a un territorio, es decir un área grande.

Pedro Cieza de León es el único cronista que pasó por la provincia de Tomebamba en 1547, por lo que sus versiones son de lo más confiables.

- Cieza refiriéndose a la provincia de Tomebamba, manifiesta que: “está todo repartido de aposentos y depósitos, que estaban hechos de a dos y tres y cuatro leguas. Entre los cuales están dos principales, llamado el uno Cañaribamba y el otro Hatun cañari, de donde tomaron los naturales el nombre, y su provincia, de llamarse los cañares” (Cieza de León 2005, 127). Dice haber repartidos varios aposentos y al parecer no visitó a todos, no se refiere a ninguna ciudad de Tomebamba, que se supone era centro importante. Cada legua tenía una medida de 5.6 km. Nunca pudo ser ciudad por la enorme distancia que dista entre Hatun Cañar al extremo norte y Cañaribamba al sur. Esta versión es una de las evidencias más contundentes, claras e irrefutables de que Tomebamba era una provincia. Causa extrañeza que hasta hoy nadie se haya referido a esta parte clave e importantísima a ser tomada en cuenta, en cualquier estudio de Tomebamba.

- En el capítulo XLIV, Cieza habla: “DE LA GRANDEZA Y LOS RICOS PALACIOS QUE HABÍA EN LOS ASIENTOS DE TOMEBAMBA DE LA PROVINCIA DE LOS CAÑARES” (Cieza de León 2005,128). Cieza nos habla en plural de los asientos que había en Tomebamba como hemos sostenido y además coincide y tiene coherencia con el dato inmediato anterior. Un asiento era un poblado. No pudo haber varios asientos dentro de una ciudad, pero si dentro de una provincia.


- Cieza ubica a Tomebamba y a varios de sus asientos que se encuentran dentro de ella cuando dice: “Está á la parte del poniente dellos (de los cuatro asientos de Tomebamba) la provincia de los Guancavilcas, que son términos de la ciudad de Gayaquile y Puerto Viejo, y al oriente el río grande del Marañón” (Cieza de León 2005, 129). El término dellos, está igualmente en plural, se refiere entonces a algunos asientos y no pueden estar varios asientos dentro de una ciudad como ya hemos dicho, sino en una provincia. Indica además límites de un área muy grande rodeada en sus extremos por tres regiones. Es obvio que los límites no se refieren al área de una colosal ciudad sino a la provincia.

- Cieza señala que: “Algunos indios quisieron decir que la mayor parte de las piedras con que están hechos estos aposentos y templo del sol, las habían traído de la gran ciudad del Cuzco por mandado del rey Huaynacapa y del gran Topainga, su padre” (Cieza de león 2005,129-130). Pese a la incredulidad del mismo Cieza y de muchos de nosotros; hoy sabemos que es del todo verdad de que los sillares efectivamente fueron traídos de Cuzco para la construcción de un palacio Real o templo importante en los términos de la provincia de Tomebamba, como muy acertada y complementariamente señalan Cieza en 1553, Cabello de Balboa 1586, y Murúa.

Estos sillares se encuentran en Los piedros, Paquishapa-Saraguro, según las investigaciones realizadas por el arqueólogo norteamericano Dennis Ogburn de la universidad de California (Ogburn 2002). Es decir, los sillares si llegaron a Tomebamba la provincia, más nunca a la supuesta “ciudad de Tomebamba”, como se ha afirmado. Análisis posteriores de los sillares incas dispersos en algunos edificios de Cuenca, recopilados en el 2007 por Dennis Ogburn y el autor de este artículo, probaron que jamás llegó a Pumapungo, cargamento alguno de sillares procedentes del Cuzco.


Las crónicas de Cieza se refieren entonces en general a toda la provincia de Tomebamba y por ello incluye en su descripción a los suntuosos aposentos de Huayna Capac de Los piedros en Paquishapa, Saraguro; construidos con sillares del Cuzco, como hemos sostenido.

- Cieza refiriéndose a algunos centros importantes dice que: “en estos estaba el gobernador y capitán mayor del inga con los indios mitimaes” (Cieza de León 2005,129). Respecto a los indios mitimaes se observa que éstos se encontraban a lo largo de la provincia de Tomebamba y no en los alrededores del centro principal Pumapungo. Desde el sur tenemos a Saraguros, en Cumbe hubo también un grupo mitimae (comunicación personal Lynn Hirsckind, enero 15, 2010), luego los Nultisapac, Sicchos al norte de Cuenca en Molleturo , Jatunpamba, Cojitambo y Chuquipata cerca de Azogues, Huairapungos por Ingapirca, Pumallactas por Alausí y otro grupo en Chunchi. Es decir, los mitimaes estaban distribuidos a lo largo de la provincia de Tomebamba y no precisamente alrededor de un asiento o “ciudad de Tomebamba”, como se suponía que estaban.

- Cieza, se refiere a los cañaris y manifiesta lo siguiente: “en este tiempo son ya cristianos los señores, y se llama (cuando yo pasé por Tomebamba) el principal dellos don Fernando, luego agrega complacido, que los templos destos indios se hayan derribado” (Cieza de León 2005,132). Cieza describe en su texto a toda la provincia como Tomebamba, conforme avanzaba en su recorrido. Cieza pasó seguramente por la zona de la actual ciudad de Cuenca y posiblemente vio poco de la destruida Pumapungo. Don Fernando era probablemente el don Hernando Leopulla cacique principal de Gualacéo que fue convocado en 1557, para la fundación de Cuenca. El cambio de la F por H, pudiera deberse a un error en la transcripción.

- Cieza manifiesta lo siguiente: “…no muy lejos de Tomebamba, está una provincia que ha por nombre Chumbo…” (Cieza de León 2005,134). Era Chimbo, este dato refleja claro que se refiere a la provincia, puesto que al extremo norte de la provincia de Tomebamba estaba Tiquizambe, Tixan, lugar no muy lejano de Chimbo, no sí tomamos la referencia desde Pumapungo, de donde sí dista mucho.

- Cieza refiere que: “Saliendo de Tomebamba por el gran camino hacia la ciudad de Cuzco, se va por toda la provincia de los cañaris, hasta llegar a Canaribamba” (Cieza de León 2005,163). Es evidente que se refiere a la provincia cuando dice, se va por toda la provincia de los cañaris, queriendo decir que se atraviesa a lo largo de toda la provincia. Cieza se refiere a su salida, de Hatun Cañar hacia Cañaribamba.

- Cieza ratifica categóricamente que se trata de una provincia cuando dice: “…se afirma que Atahualpa fue preso en la provincia de Tomebamba…” (Cieza de León 2005, 209). Aunque no es muy específico, se refiere a uno de los cuatro centros principales, Pumapungo, donde Atahualpa fue tomado prisionero por las tropas de Huáscar durante la guerra fratricida.

- El templo del Sol descrito por Cieza de León, que se creía estaba en la supuesta “ciudad de Tomebamba”, no se encontraba allí sino en Hatun Cañar, provincia de Tomebamba. Cieza manifiesta que le informaron los orejones del Cuzco, que eran los más sabios del Imperio, que Tupac Yupanqui fue el fundador del Templo y que se holgaba de estar más tiempo en esos aposentos que en otra parte.


- En las disposiciones del Virrey Hurtado de Mendoza para fundar la ciudad de Cuenca, el Acta de Fundación registra lo siguiente: “…iréis a la dicha provincia de Tomebamba…andaréis toda la provincia y su comarca…miraréis donde la parte e lugar donde mejor se podrá fundar el dicho pueblo…y que esté más cerca del pueblo de Tumbez, que sea posible…” (Actas de Fundación, Primer Libro de Cabildos de Cuenca). No se puede en una “ciudad” pequeña ni aún si fuese grande escoger un lugar, el más cercano a Túmbez, asunto que en cambio si era posible en la dilatada provincia cañari. Efectivamente Cuenca se fundó en el lugar más cercano a Tumbez, unido por la vía más corta que era la vía por la antigua Cañaribamba o actual Yunguilla.

- Para la fundación de Cuenca en la llanura de Paucarbamba, se convocó a algunos caciques para que diesen su aprobación respecto al lugar de fundación; al sitio acudieron varios caciques, “…de la dicha provincia de Tomebamba…”, (Primer Libro de Cabildos de Cuenca) y no un cacique representante de la supuesta ciudad o asiento de Tomebamba.

- Otra de las pruebas tajantes claras y contundentes de que Tomebamba era una provincia, se encuentra en la misma Acta de fundación de la ciudad de Cuenca. El Libro Primero de Cabildos de Cuenca recalca en varias de sus partes que, Cuenca se funda en la provincia, y expresamente señala en una de sus citas que la fundación se la hace en el “asiento de Paucarbamba que es en la dicha provincia de Tomebamba” (Pimer libro de Cabildos de Cuenca).

- El 4 de Agosto de 1557 Antonio de San Martín hizo la entrega del Libro de Fundación de Cuenca a los dignatarios de la Ciudad y en el acta suscrita se registra: “En la ciudad de Cuenca, provincia de Tomebamba...”. Luego de cuatro meses de fundada la Ciudad, continuó manteniendo el nombre de provincia de Tomebamba, siendo incorporada ya como capital, la nueva ciudad de Cuenca.

La nota número veinte y tres de Poloni se refiere a la declaración de Ginés Hernández en 1564, en la que dice que: “…salió con el dicho capitán a la dicha provincia de tomehuanua...vino con el dicho capitán hernando de Venahuente desde la dicha provincia de tomehuanua a la ciudad de Loxa…” (citado por Poloni-Simard 2006, 84). Se refiere a la provincia indudablemente.

- En el listado de huacas que hace el Padre Cristóbal de Albornoz, se indica que en: “La provincia de Tomebamba” (Albornoz 1586,32), se encuentran tres huacas llamadas, Guasaynan, Puna (Puñay) y Mollotoro. Las tres huacas, se encuentran muy distantes la una de las otras, por lo que está claro que estaban emplazadas a lo largo de Tomebamba la provincia, y no sobre una gigantesca ciudad.


- Dos mapas de América, el primero de 1600 del flamenco Arnoldo di Arnoldi cuya copia se encuentra en el Smithsonian American Art Museum de Washington D.C. y el segundo de Nicholas Sanson de 1656, dejan ver a Tomebamba al norte de Cuenca.

No cabe duda que al constar las dos toponimias aisladas, obviamente indican que la antigua Tomebamba no estaba en Cuenca y por ello es que los cartógrafos hicieron constar separadamente a Tomebamba de Cuenca. Estos datos, coinciden con todos nuestros argumentos en el sentido de que la antigua Tomebamba no estaba emplazada en Cuenca.

- Toponimias con el nombre de Tomebamba se reproducen en algunos sitios, cerca en Jadán (Hanan) y en una parroquia perteneciente a Paute. Estos sitios pudieran reflejar que en esos lugares la matanza fue mayormente significativa y que indudablemente quedan como remanentes de la provincia de Tomebamba.

Curiosamente una quebrada llamada Tomebamba, también consta como toponimia en la provincia de Pichincha.

- Los diccionarios coloniales definen claro los conceptos en español de lo que era un asiento y provincia, de manera que no caben aclaraciones al respecto.

Existen muchísimas referencias más, sin embargo, creemos que como muestra son suficientes.

TRANSICIÓN DEL NOMBRE DE LA PROVINCIA DE TOMEBAMBA A LA “CIUDAD DE TOMEBAMBA”.

Casi todos los centros principales de de la provincia fueron destruidos luego del ataque de Atahualpa, donde muy poca gente quedó con vida y por lo tanto quedaba escasa memoria cultural. Cuenca al ser la única ciudad importante fundada en la provincia de Tomebamba y al estar cerca de Pumapungo, poco a poco fue absorbiendo, nutriéndose, concentrando, adecuándose y apropiándose del brillante pasado prehistórico de toda la provincia de Tomebamba, trasmitido por la tradición oral de los pocos sobrevivientes.

Por otro lado, casi todas las provincias españolas llevan el mismo nombre de sus capitales, por lo que los hispanos probablemente aplicaron el mismo concepto a este caso. Los primeros habitantes españoles posiblemente creyeron que los “tambos Reales” de Pumapungo, era el único centro inca que hubo en la provincia de Tomebamba. Pensaron entonces que la “ciudad”, debió llamarse igual que la provincia, Tomebamba.

Antes del arribo español, hubo natural predisposición a creerse que Tomebamba era ciudad. Así lo confirman las Capitulaciones emitidas en Toledo, el 31 de Mayo de 1529 cuando Alonso Morán y Juan Vázquez fueron nombrados Regidores de Tomebamba (Chacón Zhapán 1990, 80). Regidores se nombraban para regir ciudades. Sin embargo; hasta 1529 ningún español había pisado todavía Tomebamba, por lo que ningún hispano lo conocía siquiera. No fue sino en 1534 que Benalcázar, era el primer español que pasaría por primera vez tierras cañaris. Seguramente, los españoles creyeron solo por referencias orales que Tomebamba era una ciudad similar a la gran Cuzco.

Después de la fundación de Cuenca en 1557, cronistas, nuevas autoridades, visitantes e historiadores, todos en general hasta la actualidad, han afirmado y afirman erróneamente de que Cuenca, fue fundada sobre la antigua y supuesta “ciudad de Tomebamba”. Fué el corregidor Salazar de Villasante el primero en aseverar ya en 1573 que Cuenca anteriormente se llamaba Tomebamba. Esas versiones contradicen las de Cieza de León y de las Actas de Fundación de Cuenca, entre otros documentos, por lo que hemos de admitir que existen dos antíguas versiones una anterior y la otra posterior a la fundación de Cuenca.

Ahora el dilema, hemos de considerar como verdaderas las versiones anteriores a la Fundación o a las posteriores. Lógico y justo parece considerar la verdad de las primeras y no de las segundas, que arrastran distorsión y trastoque y que obviamente falsean la verdad.

Después de todo, la verdad ha de ser pilar fundamental en todas las sociedades y ha de imponerse para la eternidad, como uno de los valores fundamentales del hombre.



PUMAPUNGO, LA “SEGUNDA CUZCO”.


Referencias que prueban la existencia de Pumapungo desde antes de la fundación de Cuenca.

Pumapungo por su ubicación y descripción es el centro que más se asemejaría a Cuzco. Las descripciones de Cabello de Balboa, Garcilaso de la Vega, y Fray Martín de Murúa, son las que mejor empatan con este centro inca. Cabello de Balboa es quizá el único cronista que pasó por Quito y pudo recabar información aproximada de Pumapungo; Max Uhle la investigó y sus resultados fueron publicados en 1923.

La existencia de Pumapungo permite evidenciar que esta ciudadela era el único centro inca importante ubicado distante de Paucarbamba, lugar donde verdaderamente se fundó la ciudad de Cuenca, en la provincia de Tomebamba (Carpio Vintimilla 1983, 33); (Poloni-Simard 2006, 51). Pumapungo fue fundado sobre un santuario cañari. No era un “barrio” como tradicionalmente se ha creído y dicho, sino el verdadero centro religioso, político y administrativo con jurisdicción en todo el norte del Imperio Inca. Pumapungo sucumbió bajo el ataque de Atahualpa.

- Poloni registra en los documentos coloniales 15 toponimias de Pumapungo desde 1557 hasta 1779 mientras que las toponimias de Tomebamba apenas son dos y comienza su registro en documentos del siglo XVIII (Poloni-Simard 2006, 570). Este dato sugiere que Pumapungo tuvo ya presencia desde el incario en el lugar, lo que no ocurre lo mismo con la toponimia Tomebamba. Por lo tanto, aquí viene un razonamiento, si estuvo allí el complejo Pumapungo, hemos de preguntarnos en dónde se emplazaba la supuesta “ciudad de Tomebamba”. Para solucionar este dilema la creatividad de algunos autores suponen que Pumapungo era un “barrio” de la ciudad de Tomebamba.

- Diego Patiño de Narváez Fue sacerdote de San Blas y tenía seis hectáreas de tierras en Pumapungo, por 1660 murió y Juan de Velasco presentó una demanda en los juzgados, en la que dijo ser hijo y heredero por derecho de Patiño; además afirmó que desde 1660 a 1690 había removido gran cantidad de piedras, aplanado el terreno muy escarpado y construido paredes para plantar maíz, lo que le había costado mucho (Jamieson 1999, 143).Una muestra tardía pero continua de la presencia de Pumapungo.


En 1912, los franceses Verneau y Rivet, ya afirmaban que la supuesta ciudad de Tomebamba se encontraba ubicada donde hoy se levanta la ciudad de Cuenca. Ellos vertieron algunos razonamientos afirmando su existencia, pero muchos de sus argumentos también son equivocados (Verneau y Rivet 1912, 99-104).

- Jesús Arriaga en 1922, propuso algunas toponimias y argumentos que intentaban demostrar y respaldar de que la supuesta “ciudad de Tomebamba”, era la segunda Cuzco; sin embargo, pocas de sus propuestas son aplicables, puesto que a lo largo de todo el Imperio se pueden encontrar toponimias similares. Sobre los argumentos, acerca de la ubicación de la “ciudad Tomebamba”, estos se encuentran alterados, son inexactos y algunos han sido superados ya, por lo que carecen de confiabilidad, pese a su disciplinado esfuerzo por demostrarlo.

Algunas de las toponimias pudieran deberse a asentamientos de mitimaes cuzqueños en el lugar, más que a una deliberada reproducción de la ciudad de Cuzco.

Luego del triunfo en la guerra según Pedro Pizarro, Atahualpa trajo desde Cuzco cuatro mil extranjeros para repoblar la provincia que había sido devastada en la masacre. (citado por Hirschkind 1995, 24). Solamente Pumapungo, jamás pudo albergar a cuatro mil personas o más de los mitimaes o los numerosos ejércitos; éstos, debieron de distribuirse en los cuatro asientos que los ingas levantaron a lo largo de toda la provincia de Tomebamba.

Pocas similitudes tienen Cuzco y Pumapungo, ambas se encuentran en un valle de a dos y tres leguas y tienen paisajes parecidos. Ambos sitios se encuentran regados por ríos y riachuelos. Pocas toponimias como el Huanacauri, Huataná, Cullca, tienen similar ubicación, otros nombres como el Chaquichaca al sur de Cuzco coinciden con su equiparable Ingachaca del puente de Gapal. Al norte de la gran plaza en ambas se encontraba el templo al dios Huiracocha, ambas llevan en sus construcciones sillares de piedra blanca.

El arqueólogo cuencano Jaime Idrovo quien en la década años 80s. dejó visibles los descubrimientos de Max Uhle de 1922 en Pumapungo, enfatiza que: “Se manifiesta de esta manera la separación establecida entre la ciudad española y la inkaica; la primera localizada con exclusividad en Paucarbamba, y la segunda cuyo núcleo permaneció por largo tiempo relacionado con Pumapungo…” (Idrovo 2000, 118). Reconoce una clara separación entre Paucarbamba lugar donde se fundó la ciudad española de Cuenca y la ciudadela inca de Pumapungo. Sin embargo; admite y ratifica al igual que Uhle, la existencia de la mítica “ciudad de Tomebamba”.

Pumapungo actualmente se encuentra bastante bien documentada en numerosas publicaciones pero injustamente subordinada, como un “barrio” o como parte de la supuesta “ciudad de Tomebamba” y no como el verdadero y único centro importante que fue y hubo, desde la fundación por Túpac Yupanqui en 1470 hasta la destrucción definitiva de Atahualpa por 1529.

Los españoles jamás fundaron la ciudad sobre las ruinas de los tambos reales incas como en Cuzco, pero si se llevaron casi todos los sillares incas desde Pumapungo para colocarlos bajo los edificios de la nueva ciudad española como la Iglesia Mayor, molinos de Todos Santos, molinos de Cullca (Espinoza E., 2009) y otras construcciones importantes de la naciente ciudad de Cuenca, que hizo pensar a muchos de que la ciudad se extendiera hacia el centro de Cuenca. Pumapungo, no tuvo ninguna importancia para los españoles, la otrora enorme y famosa plaza inca fue convertida en ordinarios corrales de ganado en 1558 (Primer Libro de Cabildos, folio 38) y luego en 1559 la destinaron a matadero.

EL FAMOSO TEMPLO DEL SOL DE TOMEBAMBA

Referencias que prueban que el famoso templo del Sol de Tomebamba se encontraba en Hatun Cañar.

Cieza de León relata que las piedras del Templo “parescian de jaspe” (Cieza de León 2005, 129). Es claro que el jaspe al que se refiere Cieza se debe al parecido de matices y colores que se encuentran visibles en la superficie de los bloques. Los sillares de la elipse del Templo tienen en realidad jaspes de diversas formas a manera de manchas oscuras y claras sobre un fondo de tono verdeazulado, como se puede constatar hasta hoy a simple vista. Juan de Velasco en 1789, confundió las mencionadas piedras jaspeadas con “mármoles”, seguramente por su parecida forma. El Dr. Mario Jaramillo, quien realizó estudios en Ingapirca, indica que probablemente las piedras provengan del norte, del otro lado del río de Gulanza y que: “…se trata de una andesita dendrítica de origen volcánico, de color verde…” (Jaramillo Paredes 1995,75).

FIGURA 17: Sillares incas con jaspes, elipse del templo del Sol, Ingapirca

- Cieza también reseña que por las paredes de los aposentos estaban: “esculpidas ovejas y corderos de lo mismo y aves…” (Cieza de León 2005,130). Correal en 1692 registra lo mismo (León 1983 I, 138). Juan Cueva Jaramillo quien realizó investigaciones en el complejo de Ingapirca hacia 1971, efectivamente registró: “23 piedras zoomorfas y ornitomorfas” (citado por Fresco 1984, 22), (por ovejas y corderos hemos de entender que se trata de llamas), elementos estilizados, tan sólo encontrados en Ingapirca y no en otros sitios arquitectónicos incas de la región.

No se registra ni un sólo sillar con jaspes, ni esculturas en piedra con animales o aves en la supuesta “ciudad de Tomebamba” (Idrovo Uriguen, 2000), excepto la puerta de Pumapungo referida por Max Uhle en 1923, la que seguramente tenía dos sillares a cada lado, tallados en altorrelieve con la forma de puma y ubicados próximos al dintel, similar a la puerta de Huanucopamba, como era la costumbre en puertas de los palacios incas importantes.


- Cieza de León señala que: “Las mujeres vírgenes que estaban dedicadas al servicio del templo eran mas de docientas y muy hermosas, naturales de los Cañares” (Cieza de León 1995, 87,88). Quizá suene lógico suponer que si las mujeres cañares eran las que estaban dedicadas al servicio del Templo, lo hicieran con vajilla propia de filiación Cashaloma. Respalda lo dicho las excavaciones de Antonio Fresco publicadas en 1984. El Dr. Mario Jaramillo registra un hallazgo en el sector de La Condamine de: “algo más de veinte enterramientos, pertenecientes en su mayoría a personas del sexo femenino” (Jaramillo Paredes 1995,77), lo que coincide con el relato de Cieza en el sentido de que eran mujeres locales las que estaban al servicio del Templo. El material arqueológico de Ingapirca en casi su totalidad paradójicamente es de filiación Cashaloma (Espinoza, 2005) y otro estilo híbrido único del lugar, casi no existe presencia de material inca. No de otra manera puede entenderse la abundancia de material Cashaloma y la escasa presencia de cerámica ceremonial inca, en un templo del Sol eminentemente inca. El lugar ya estuvo ocupado antes del incario (Jaramillo Paredes 1995,73) por los cañaris precolombinos. No cabe duda de que el Templo de Hatun Cañar tuviera un Akllahuasi o casa de mamaconas, sacerdotes y otras complejidades más, propias de los centros más importantes como era Hatun Cañar, el mismo que debe ser reinterpretado.

- El cronista refiere que: “Las portadas de muchos aposentos estaban galanas y muy pintadas” (Cieza de León 1995,87). El Cabildo de Cuenca con fecha febrero 12 de 1559, reconoció oficialmente las tierras a Gil Ramírez Dávalos en las estancias llamadas “tambos Bermejos” en Hatun Cañar (Actas de Cabildos de Cuenca, folio 119), toponimia que seguramente se debe al color de sus paredes rojizas. Frank Salomon recoge un episodio de 1563 en el cual se ve involucrado Salazar de Villasante, buscando tesoros en los tambos de Hatun Cañar y en donde se hace mención del “tambo Bermejo” (Salomon 2008,31). González Suarez en 1922 informaba de que en las paredes de los aposentos: “se notaba un baño de pintura roja pálida…descubrimos esta mezcla y esta pintura en un lienzo de la pared que estaba en pie…toda la pared que no (se) había venido (caído) al suelo conservaba intacto ese como estuco rojizo” (citado por Fresco 1984,18). Algunos informes de edificaciones incas, reportan igual tipo de enlucido. Hemos de advertir también, de que en Ingapirca existen contados sillares de color rojo oscuro.

- El complejo de Ingapirca era uno de los centros más importantes que tuvieron los incas al norte del Imperio. La elipse, tan espectacular tanto por su forma cuanto por sus dimensiones 34x12x5, es única en todo el incario. Sólo pocos lugares incas como el Koricancha y Mullumarca de Cuzco y el de Pumapungo 12x6 m. aproximadamente, el complejo de Moray, el templo de Macchu Picchu, y unos pocos más, tuvieron formas redondeadas por ser lugares sagrados de mucha importancia.

- El templo del Sol de Ingapirca, está emplazado en una estratégica posición este-oeste, capta la luz del sol muy temprano al amanecer y tarde al anochecer. Su luz era registrada con precisión al entrar por una puerta, que conforme a los solsticios se reflejaba en cuatro nichos al fondo de una pared, ubicada en una media agua a cada lado, al centro y sobre la elipse. Una misión de arqueo astrónomos mejicanos cuenta con un estudio sobre este templo, que ya se encuentra publicado.


Cieza, se refiere al importante centro inca de Hatun Cañar, cuando relata que: “Los aposentos de Tomebamba se encuentran asentados á las juntas de dos pequeños ríos en un llano de campaña que terná mas de doce leguas de contorno. Es tierra fría…” (Cieza de León 2005,129). Cieza se refiere a uno de los tantos aposentos de la región cañari, en este caso ubicado efectivamente junto a los dos pequeños ríos llamados Silante y Gulanza, en una área grande de doce leguas de contorno (67,2 km.), y que es fría, a los incas les gustaba el clima frío. Cieza seguido, describe el famoso templo del Sol que efectivamente allí mismo estaba. Por si las dudas de alguien, la llanura de Cuenca era más pequeña.

Salazar de Villasante en 1573 dice: “Esta ciudad de Cuenca… está en una planicie… tiene dos y tres leguas alrededor de ella…” (León II 1983,65); Juan López de Velazco sostiene igual en 1574 (León II 1983,73). Ambos, se refieren a la llanura de los alrededores en donde se asienta la ciudad de Cuenca.

Fray Gaspar de Gallegos en 1582, coincidiendo con lo que decía Cieza, corrobora de que Hatun Cañar era: “la principal cabeza destos cañares; y así parece, por que en el día de hoy hay grandes y muy sumtuosos edificios, y entrellos una torre muy fuerte” (citado por Fresco 1984, 11).

Queda claro que Hatun Cañar, Pumapungo, Molleturo y Cañaribamba, son denominaciones quichuas puestas por los incas en la conquistada región cañari.

- El templo al Sol de Ingapirca, está emplazado en una estratégica posición este-oeste, capta la luz del sol muy temprano al amanecer y tarde al anochecer. Su luz era registrada con precisión al entrar por una puerta, que conforme a los solsticios se reflejaba en cuatro nichos al fondo de una pared, ubicada en una media agua a cada lado, al centro y sobre la elipse.

Arqueólogos e historiadores locales no están de acuerdo con todos estos argumentos, sin embargo las fuentes citadas confirman que Tomebamba era provincia, Pumapungo la Segunda Cuzco y que el templo al Sol de Tomebamba, estuvo en Hatun Cañar. Mucho tiempo habrá de transcurrir hasta que esta realidad sea aceptada por la historia local.



CONCLUSIONES

1.- Luego de la guerra civil entre Atahualpa y Huáscar la región cañari, fue conocida y llamada metafóricamente Tomebamba, por la matanza allí realizada, por lo tanto nunca hubo una ciudad llamada Tomebamba.

El nombre de la “provincia” de Tomebamba fue trastocado luego de la fundación de Cuenca en 1557, desde cuando se comienza a denomínasela erróneamente “ciudad de Tomebamba”.

La gran provincia de Tomebamba, la conformaban cuatro regiones cuyos centros principales fueron, Hatun Cañar al norte, Pumapungo al centro, Molleturo al este y Cañaribamba al sur.

2.- Pumapungo era el centro más importante con jurisdicción en toda la región norte del Imperio inca, se ajustan bien las descripciones de los cronistas Cabello de Balboa, Garcilaso de la Vega, Fray Martín de Murúa y los estudios realizados por Max Uhle publicados en 1923.

Pumapungo era la única ciudadela inca cercana al asiento de Paucarbamba donde en 1557 los hispanos fundaron la ciudad de Cuenca. Alrededor de la gran plaza, los incas levantaron construcciones eminentemente religiosas y hacia el lado sur se encontraba la residencia imperial. Pumapungo, era una ciudadela sagrada, como testifican las construcciones ubicadas alrededor de la gran plaza. El puma metafóricamente representaba al Inca. Pumapungo era la residencia temporal del hijo del Sol, Huayna Capac y de toda su corte.

Ratificamos que la “ciudadela” inca de Pumapungo ocupaba una gran área que cubría un triangulo actualmente formado por Pumapungo mismo, Corazón de María y Todos Santos. Justificativos y pruebas existen por lo que no redundaremos más sobre el tema. Definitivamente, todos los sillares de los templos y palacios incas de Pumapungo fueron llevados a la nueva ciudad española de Cuenca como testifican múltiples documentos y argumentos.

3.- El famoso templo del Sol de Tomebamba construido por Tupac Yupanqui y descrito con singular deferencia, por Cieza de León y otros cronistas, no se encontraba en Pumapungo como tradicionalmente se ha sostenido y dicho; sino que estuvo en Hatun Cañar, actual parroquia de Ingapirca. Temprano en la colonia, estos aposentos fueron conocidos como Tambos Bermejos. Hatun Cañar, debe ser reinterpretado.

En los albores de este siglo y ante la aparición de adivinos e inventores de historietas hemos de preguntarnos qué historia estamos enseñando en colegios y universidades y qué historia seria estamos dejando a nuevas y futuras generaciones.

Cuatrocientos cincuenta y cuatro años, hubieron de pasar hasta que pudiésemos determinar que Tomebamba no era una ciudad sino provincia.

El tiempo consume la memoria de las cosas” dijo como presagiando este suceso el joven aventurero Pedro Cieza de León, quien se embarcó a la América en 1535 para escribir y dejarnos su legado de continuar escribiendo la verdad.



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