Por Claude Lara
“Un día resucitará la patria; pero los que fomentarán su aliento y los que tratarán de mantenerla con vida, sin duda que no serán los que habiendo pasado las tres partes de sus años en pequeñeces, no están para aplicar sus facultades a estudios desconocidos y prolijos; serán estos muchachos, que hoy frecuentan las escuelas con empeño y estudiosidad. En ellos renacerán las costumbres, las letras, y ese fuego de amor patriótico que constituye la esencia moral del cuerpo político”. Eugenio Espejo
La cultura nacional es la esencia de un país. Esta afirmación que a primera vista parece trivial, toma todo su sentido cuando pensamos que nuestra cultura se inicia, según las últimas investigaciones científicas conocidas en América con la aparición de la cerámica en el Ecuador, aproximadamente tres mil quinientos años antes de Jesucristo.
Pocas civilizaciones en la historia de la humanidad tienen tales antecedentes. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos realizados y que siguen haciendo nuestras Misiones, la difusión de nuestra cultura no corresponde a esa riqueza, a su variedad y aportes. Es una ventaja comparativa para emplear una expresión del vocabulario económico. Por lo tanto, ¿qué debemos hacer? y ¿qué podemos hacer para beneficiarnos de esta ventaja comparativa?
Para evitar cualquier especulación vaga y estéril tomaremos un ejemplo concreto y analizaremos las posibles soluciones que pueden servir para la mejor difusión de nuestra cultura. En 1995, celebraremos el bicentenario de la muerte de Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo y, antes de responder a la segunda pregunta, debemos justificar la elección de esta personalidad tanto al nivel nacional como internacional.
Al preguntarnos qué debemos hacer, es necesario escoger bien la personalidad o la escuela o el tema que sea típicamente ecuatoriano. Para ello una Comisión Cultural, que reuniría a las academias de Historia, Ciencias, Bellas Artes, de la Lengua y los Ministerios de Relaciones Exteriores y Educación, analizará los méritos del candidato, en este caso Eugenio Espejo y, posteriormente, definirá cuales serán los temas que debemos desarrollar. Por lo tanto, con pocas citaciones de destacados intelectuales ecuatorianos y extranjeros mostraremos que para nuestro país, Eugenio Espejo, es una selección altamente representativa.
Monseñor Federico González Suárez veía en nuestro ilustre compatriota un símbolo de identidad nacional:
“El médico criollo, el literato quiteño, era atrevido y, más que atrevido, audaz en su atrevimiento; innovador, arremete contra toda rutina; y patriota, se levanta hasta concebir y difundir la idea de la emancipación política del Nuevo Continente, para fundar en las colonias gobiernos independientes, bajo la forma republicana y netamente democrática. Como político, Espejo formó el propósito de hacer en las colonias americanas una revolución trascendental, separándolas de España. Este hijo del pueblo, este hombre de la democracia, tenía ambiciones de conquistador, y en sus venas circulaba sangre de héroes” (1).
Leopoldo Benites Vinueza, a un pensador y precursor:
“Zapador silencioso en el campo de las ideas políticas, fue en el campo de la meditación reflexiva sobre ideas y aspiraciones nuevas, el gran agitador de las conciencias. Y fueron los hombres educados bajo esas ideas nuevas quienes -como su amigo y discípulo don Juan Pío Montufar, Marqués de Selva Alegre- encendieron trece años después de su muerte, el 10 de agosto de 1809, en la cimera ciudad de Quito, la hoguera de la rebelión con la antorcha que cayera de las manos morenas del mestizo genial. El título de Precursor de la Independencia con el que se distingue a Espejo, es justo y cierto” (2).
Arturo Roig, al padre de la filosofía ecuatoriana:
“Nos referimos a ese papel que de Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo, padre de la filosofía ecuatoriana (del mismo modo que Martí lo es de la filosofía cubana, y los dos, junto con otros, padres de nuestro filosofar latinoamericano) dio a publicidad a partir del 5 de enero de 1792 y al que tituló, de modo sugerente, con el nombre de Primicias de la Cultura de Quito” (3).
El universitario estadounidense, Philipp L. Astuto, a un enciclopedista:
“Un estudio de la vida y obra de Espejo demuestra que fue eminente en la Ilustración del siglo XVIII. Fue un reformador con sentido de patria, con amor por Quito, sin que ello excluyera el resto de la América colonial. Si en verdad poco leído por el público en general, de entonces y de ahora, paradójicamente su nombre perdura en los labios de todo hispanoamericano. Sus puntos de vista económicos, literarios, políticos, sociales y científicos tienen su paralelo en los escritos de los ilustrados sabios y filósofos europeos y americanos” (4).
Con estas pocas citaciones hemos contestado a las razones que motivaron nuestra selección y sabemos que destacados intelectuales de la elite ecuatoriana consideran a Eugenio Espejo como uno de los elementos básicos de nuestra cultura nacional.
Ahora, es preciso seleccionar algunos temas esenciales de este autor para su proyección al nivel internacional. Al calificar a Eugenio Espejo como uno de los enciclopedistas más esclarecidos de la historia americana, lo afirmamos porque fue: político, filósofo, educador, bibliotecario, periodista, economista y médico.
Sin embargo, esta aseveración sería incompleta si no viniera respaldada por explicaciones del mismo enciclopedista.
Acerca de las ideas políticas de Francisco Eugenio Espejo se ha escrito y analizado abundantemente el sentido republicano y patriótico, así como su visión planificadora de la emancipación americana que lo caracterizaron como un precursor latinoamericano de la independencia futura. Precursor aun del mismo Simón Bolívar, cuando juzgaba que todo:
“el dominio español de América parecía destinado a constituirse con el tiempo en una gran nación independiente… o por lo menos en una Confederación al estilo de Suiza” (5).
Su discurso de Bogotá, de 1789, “Dirigido a la muy ilustre y muy leal ciudad de Quito, representada por su Ilustrísimo Cabildo, Justicia y Regimiento, y a todos los señores socios provistos a la erección de una Sociedad Patriótica, sobre la necesidad de establecer luego con el título de Escuela de la Concordia”, es reconocido ya como uno de los principales documentos anticipadores del primer movimiento de la independencia hispanoamericana, ocurrido en Quito el 10 de agosto de 1809.
En el campo de la educación las ideas de nuestro precursor siguen siendo actuales, recordemos sus sabios pensamientos:
“No tiene duda, que las escuelas de primeras letras son las que forman todo el ser científico, moral y religioso de las Repúblicas…” (6); o,
“El maestro de niños provee al ser moral de las Repúblicas; sí, maestro mío: Ud. forma el corazón del muchacho en el aprecio del verdadero honor; Ud. le explica lo que es humildad cristiana y la enseñanza con su ejemplo; Ud. anuncia al niño las delicias de la liberalidad,…” (7); o,
“Me he propuesto; pues, escribir, siempre cosas útiles, y que conduzcan inevitablemente a la educación pública de Quito: …” (8); o,
“La primera máxima que debería tener presente, es que el maestro ha de hacerse primero amar que temer, porque de ella depende su moderación y el amor de los niños a su persona y doctrina; y la segunda, conducir a los escolares por los caminos del agasajo y del honor, …” (9).
Y, finalmente, esta fuerte reivindicación a favor de la educación y de la cultura:
“Sobre todo podemos decir que la niña de nuestros ojos es la juventud quiteña, a quien dedicamos los crepúsculos de nuestros conocimientos … “(10).
Como educador y hombre de letras es preciso destacar que fue nombrado para organizar la gran biblioteca pública del Ecuador en noviembre del año 1791, que lleva actualmente su nombre, y que contenía ya más de 40.000 volúmenes, lo que sorprendió grandemente al sabio granadino Francisco José de Caldas, al encontrarse en Quito, cuando manifestó:
“Yo no acabo de admirar cómo ha venido tanto libro bueno a esta ciudad. Apenas hay particular que no los tenga, y libros que no se pueden ver en Santa Fe, los he hallado aquí” (11).
En la “Instrucción Previa sobre el papel Periódico” intitulado Primicias de la Cultura de Quito, Francisco Eugenio Espejo es el precursor del periodismo en el Ecuador y no sólo al escribir a favor de la libertad de prensa, sino al prever que se volvería también un gran medio de educación:
“La prensa es el depósito del teatro espiritual”; o,
“Cuando no hay imprenta, cuando no existe respeto a las ideas, no queda otro medio más lícito que ese de utilizar las paredes para poner la frase violenta que la repite al pueblo contra sus opresores”; o,
“Un periódico es la enciclopedia que reúne conocimientos para quienes no tienen otra Universidad en que aprenderlo” (12).
Al insistir sobre la ideología política de Francisco Eugenio Espejo, se ha pasado inadvertidamente sobre sus ideas económicas que tienen una asombrosa modernidad, seguramente por falta de sistematización (13). Sus ideas, fruto de una observación directa y aguda de la realidad, son de tal interés que constituyen el centro de las preocupaciones contemporáneas y si las ponemos en leguaje actual, se las puede agrupar de la siguiente forma: abastecimiento de bienes de consumo, balanza de pagos, desarrollo del comercio interno y externo con nuevas redes de comunicación interna y externas, mercado americano (14).
Las ideas científicas del doctor en medicina Francisco Eugenio Espejo se orientaron, primero, contra los médicos y la medicina coloniales, al querer sustituir “una mezcla de rutina empírica y de escolasticismo pedante” (15) con normas científicas basadas en el estudio y la reflexión, el ejercicio de su práctica y su aplicación con ética. Luego, como precursor de la epidemiología, al analizar el contagio del sarampión y las viruelas y su forma de producirse; y por último, de la salud e higiene pública, al solicitar el establecimiento de casas de salud pública, la realización de encuestas de salud, la creación y organización de la medicina social, particularmente, por sus denuncias contra la polución ambiental, la mala higiene de Quito y la falta de obligatoriedad de las medidas municipales para evitar la mala calidad de las bebidas y de los alimentos.
Una vez escogidos los temas principales de la obra de Eugenio Espejo, podemos pensar en la proyección de su pensamiento al nivel nacional, regional e internacional. En el país, al más alto nivel es decir presidencial, se declararía 1995 “Año Espejo”. Esta decisión no sólo reflejaría una intensión política clara de promoción, coordinación y realización de diferentes actos al nivel nacional, sino que la principal autoridad del ejecutivo pondría de manifiesto la necesidad imperiosa de conmemorar, a través del pensamiento de uno de sus más célebres hijos, los altos valores que simbolizan la unidad y la permanencia de la identidad cultural ecuatoriana.
Una vez proclamado el “Año Espejo”, es necesario referirnos a un órgano que planifique las diferentes actividades conmemorativas. Así para que haya una centralización de la programación y de los esfuerzos, la Comisión Cultural dependería para su infraestructura de la Presidencia de la República, pero sus deliberaciones y sus decisiones serían autónomas. Otra institución importante, subordinada a esta Comisión, sería la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo, encargada de organizar una gran exposición en Quito, así como conferencias y debates sobre nuestro humanista y que, durante el año, se volvería itinerante a través de todo el país. Además, como en el Ecuador hay poquísimos libros de Eugenio Espejo, la Biblioteca Nacional se encargaría de publicar con toda urgencia -en una edición popular y de buena calidad- su obra completa para entregarla a todas las bibliotecas fiscales, a las escuelas y universidades así como a las Misiones Diplomáticas y Consulares nuestras en el exterior.
Para difundir e incentivar la creatividad de la juventud, la Comisión Cultural organizará concursos, debates, conferencias en estrecha colaboración con los medios de comunicación sociales y principalmente en las escuelas y universidades. Por otra parte, como Eugenio Espejo fue periodista y médico, la promoción y divulgación de sus ideas se reforzarían con la colaboración de la Unión Nacional de Periodistas y de los Colegios Médicos de las Provincias. Por lo tanto, estos órganos tendrán un papel fundamental en estas celebraciones para dar a conocer y actualizar los avances que se dieron en el Ecuador en estas dos disciplinas, tan importantes para la consolidación de nuestro proceso democrático.
Otro elemento decisivo, Eugenio Espejo era Quiteño, y como tal, el Municipio tiene un gran compromiso para con este ilustre ciudadano. Siempre en armonía con la Comisión Cultural, una serie de actividades serán organizadas, puestas en ejecución y costeadas. El financiamiento no será un problema mayor, ya que participarían instituciones públicas y empresas privadas, especialmente los canales de televisión, emisoras de radio, periódicos y revistas así como clínicas, laboratorios y empresas farmacéuticas.
Bien, a grandes rasgos hemos presentado lo que podría organizarse al nivel nacional y, consciente de que muchas otras actividades y otros organismos podrían participar en el “Año Espejo”, pasaremos a las esferas regionales, es decir, principalmente: americana, latinoamericana y andina.
En el ámbito americano, y primero multilateral, nuestros esfuerzos se encaminarían básicamente hacia la Organización de los Estados Americanos. Nuestra Delegación Permanente debe estar en contacto continuo con la Comisión Cultural y orientarla tanto en sus sugerencias como en sus decisiones. En efecto, la selección de temas es distinta de los límites nacionales. Me parece que debe seleccionarse en el pensamiento de Eugenio Espejo todo lo que significa un aporte decisivo al enriquecimiento de la cultura del continente americano. Luego, con países interesados, ocupar todos los espacios posibles de la Organización, para que el “Año Espejo” sea también un acontecimiento notable en las relaciones interamericanas. En pocas palabras nuestra diplomacia debe americanizar la persona, la obra y el pensamiento de nuestro renombrado mestizo. Asimismo, otro aspecto que favorecerá la proyección del país, a través de Eugenio Espejo, son las traducciones en francés, inglés y portugués de una selección de su producción literaria con la ayuda de las naciones miembros.
Igualmente, en las relaciones bilaterales interamericanas, debe haber un esfuerzo conjugado con el sector multilateral a fin de que la comunidad americana perciba claramente que el “Año Espejo” es una acción cultural fundamental para el Ecuador y que, sobre todo, tiene trascendencia al nivel americano. Luego, que necesitamos de la cooperación y del apoyo de todos los Estados del continente para difundir la obra de una de las más ilustres personalidades del hemisferio. Esta labor cultural la coordinará el Ministerio de Relaciones Exteriores en Quito con las Misiones Americanas representadas y nuestras Embajadas y Consulados acreditados en esos países.
En el aspecto latinoamericano existen posibilidades de duplicaciones y confusiones. Sin embargo, para evitar esto es necesario poner énfasis en la coordinación y dirigirse a este nivel a los órganos de la subregión, tanto político (Grupo de Río) como económico (CEPAL y SELA), cultural (CIESPAL y ADHILAC= Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe) y educativo (FLACSO). La ideología de Eugenio Espejo es suficientemente variada y rica para seleccionar temas históricos, económicos y políticos que permitan estudiar y divulgar su temática.
Otra faceta que debemos desarrollar es su proyección andina. Nuestra política consistirá en afirmar y convencer que “el sabio, literato, crítico, médico, periodista y gran político ecuatoriano más célebre y más extraordinario”, según el Arzobispo e historiador Monseñor Federico González Suárez, es un digno representante de la cultura andina. ¿No fueron Antonio Nariño y Eugenio Espejo los adelantados de la libertad? Inútil repetir aquí que Eugenio Espejo era pensador, científico, médico, filósofo, periodista, economista y político. Y este saber enciclopédico debemos incluirlo dentro de la instrumentación jurídica andina y, por lo tanto, podemos aprovechar los siguientes acuerdos: el Convenio Andrés Bello de Integración Educativa, Científica y Cultural de los Países de la Región Andina y su Tratado de Organización; el Convenio Hipólito Unanue sobre Cooperación en Salud de los Países del Área Andina y su Protocolo Adicional; los Estatutos de la Universidad Andina Simón Bolívar, cuya sede está en Quito. Tenemos varias herramientas en nuestras manos, y sobre todo al nivel andino, para proyectar la inmensa labor del gran Quiteño.
El venezolano, Profesor Salcedo Bastardo, confiere a Eugenio Espejo la calidad de: “primer criollo de proyección universal” (16). Es nuestro objetivo con su proyección al nivel internacional. Los organismos internacionales especializados en las ciencias y la cultura serán la base de esta promoción y tomaremos sólo un ejemplo, la Unesco.
En efecto, debemos aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece este organismo para difundir su obra. Primero, a fin de dar a Eugenio Espejo una dimensión internacional, tomar las medidas necesarias para la preparación de una “Antología de Eugenio Espejo” bilingüe: español y francés, elaborada por la Comisión Cultural y que permitiría la introducción del ilustre criollo en las universidades, centros culturales, bibliotecas, academias… Luego, preparar artículos, ensayos, notas bibliográficas para su respectiva publicación en las revistas, libros y colecciones de este Organismo. Finalmente, organizar una exposición de larga duración sobre nuestro precursor en la sede de París, con el patrocinio de la Unesco.
Otro organismo que será de gran consideración es la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sólo desarrollaremos dos temas que nos parecen actuales. La visión de Eugenio Espejo acerca de sus ideas sobre la salud pública deben concretarse con la elaboración de proyectos benéficos para el país. Además sus estudios sobre la prevención de las enfermedades permitirán reforzar la cooperación internacional con los diferentes Colegios Médicos de nuestras Provincias y debemos elaborar ya varios programas pilotos para su adopción y ejecución.
La conmemoración del Segundo Centenario de la muerte de Eugenio Espejo al nivel internacional es la ocasión de sensibilizar y difundir en las principales universidades del mundo occidental varias facetas del arte ecuatoriano. No sólo daremos a conocer, a presentar, difundir y analizar el pensamiento de nuestro creador sino que, a través de su producción, revelaremos la riqueza y la variedad de la cultura nacional. La organización de concursos y premios acerca de los escritos y actuaciones del intelectual ecuatoriano para estudiantes e investigadores sería un paso primordial para lograr los objetivos anteriormente enunciados.
Así cada Misión Diplomática y Consular en el exterior tendrá varias alternativas. Como ejemplo mostraremos brevemente lo que la Embajada del Ecuador en Francia está realizando. Gracias a la actividad del Centro de Estudios Ecuatorianos que tiene su sede en la Universidad de París-X Nanterre, la segunda universidad francesa por su importancia y continuadora de la vieja Sorbona, se prepara en París las “Jornadas Ecuatorianas” que, en una semana consagrada al Ecuador, reunirán varios actos: debates, conferencias, mesas redondas, exposiciones de fotos y conciertos de música. Mientras que en la Universidad de Burdeos, y especialmente con la “Casa de los Países Ibéricos”, y contando con la participación de más de veinte americanistas de Europa y de América latina, se está organizando un coloquio intitulado: “Espejo y las Luces ecuatorianas de su tiempo”. Por último, en honor a esta conmemoración se presentará una bibliografía comentada en español de todos los estudios hechos sobre el país y que se han publicado en Francia.
Otro sector que no debemos descuidar son los organismos humanitarios y las asociaciones defensoras de los derechos humanos. Nos hemos olvidado que a menudo los precursores americanos fueron los primeros en reivindicar y defender los derechos de la persona. Pocos se acuerdan que la primera Declaración de los Derechos del Hombre se dio en América. Esta amnesia nos ha costado cara y no pocas veces los europeos piensan justificar la superioridad de su civilización con esta argumentación. Debemos recuperar el terreno perdido y da pena que en los centros europeos más cultos por ignorancia y negligencias nuestras, llegan a tales afirmaciones. Hay que corregir esta desinformación y ahí tenemos el modelo por excelencia, Eugenio Espejo. Las acciones que debemos emprender son múltiples, tanto al nivel informativo (donación de libros de Eugenio Espejo y de análisis crítico de su obra, emisiones radiales y televisivas) como intelectual (conferencias de destacadas personalidades, y estudios en periódicos y revistas).
Para estimular y reforzar el conocimiento y la aplicación de los derechos humanos en ambos continentes, convendría estudiar la creación de un premio sobre estos derechos, intitulado “Eugenio Espejo” y que se daría cada dos años por los mejores estudios o actividades realizadas en Europa o en América en este campo básico para el perfeccionamiento de nuestros sistemas democráticos.
A menudo nos olvidamos de los continentes africano, asiático y oceánico, y ello nos perjudica considerablemente. Es preciso corregir paulatinamente este error y si es cierto que los organismos internacionales como la ONU o la UNESCO auspiciarán y facilitarán esta difusión, no podemos dejar de lado instituciones tan representativas como la Organización de la Unión Africana, la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico, el Consejo de Artes del Pacífico, creado en 1976, para estudiar, promover, difundir y conservar el patrimonio cultural de los pueblos insulares del Pacífico. La tarea es tan grande a este nivel que sólo enunciaremos algunas perspectivas:
- La cultura como enlace entre estos continentes.
- Acercamiento cultural entre los precursores de la independencia latinoamericana, y sobre todo Eugenio Espejo, y los descolonizadores africanos y asiáticos.
- El mestizaje intercontinental y uno de sus grandes frutos, Eugenio Espejo.
- La cultura como principal factor de entendimiento entre los pueblos del Tercer Mundo.
- Intercambios culturales con la organización de varias actividades: conferencias, coloquios, exposiciones…
- Organización de exposiciones itinerantes en cada continente con los países interesados.
- Nuestras Misiones Diplomáticas y Consulares recibirán instrucciones para desarrollar esta labor cultural y tendrán las iniciativas suficientes para proponer y organizar las actividades de promoción requeridas.
- Al seguir el pensamiento de Eugenio Espejo acerca de la unidad continental, sería importante abrir una negociación pacificadora al insistir sobre la necesidad de la unión intercontinental para la seguridad, la paz y el desarrollo.
“Quiteños, sed felices: quiteños, lograd vuestra suerte a vuestro turno: quiteños, sed los dispensadores del buen gusto, de las artes y de las ciencias”, escribió Eugenio Espejo en sus Primicias de la Cultura de Quito (17).
Este clamor tan actual de nuestro ilustre Quiteño debe inspirar y alentar nuestra acción cultural en el país y en el exterior. Penosamente, en 1994, se ha olvidado el centenario de la muerte de Juan León Mera. Se ha dejado pasar una gran oportunidad, no debemos repetir este mismo error con Eugenio Espejo; una vez más seríamos las víctimas de la conspiración del silencio. Nuevamente se ofrece una oportunidad histórica y al trabajar en este sentido, nos encontraremos cerca de Eugenio Espejo, cuando afirmó:
“Un día resucitará la patria; pero los que fomentarán su aliento y los que tratarán de mantenerla con vida, sin duda que no serán los que habiendo pasado las tres partes de sus años en pequeñeces, no están para aplicar sus facultades a estudios desconocidos y prolijos; serán estos muchachos, que hoy frecuentan las escuelas con empeño y estudiosidad. En ellos renacerán las costumbres, las letras, y ese fuego de amor patriótico que constituye la esencia moral del cuerpo político”.
París, 1994
NOTAS:
(1) Eugenio Espejo y el pensamiento precursor de la independencia. Compilador y editor Jorge Nuñez Sánchez, ediciones Adhilec, Quito, 1992; pág. 45
(2) Precursores (Siglo XVIII) Biblioteca Ecuatoriana Mínima, Quito-Ecuador, editorial J.M. Cajica Jr. S.A. 1960; pág. 67.
(3) Idem nota 1; pág. 198.
(4) Boletín de la Academia de la Historia, Quito, 1947; pág. 113.
(5) Jorge Carrera Andrade Interpretaciones Hispanoamericanas, Quito, 1976; pág. 119.
(6) “Primicias de la Cultura de Quito”, in Escritos del Doctor Francisco Javier Eugenio Santa Cruz y Espejo, Quito, imprenta municipal, tomo 1°, 1912; pág. 19.
(7) Ibid.; pág. 20.
(8) Ibid.; pág. 21.
(9) Ibid.; pág. 85.
(10) Ibid.; pág. 62.
(11) “Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo” de Antonio Montalvo, in Homenaje a Espejo en el bicentenario de su nacimiento 1947-1947. Previsión social, boletín N° 19 del Ministerio de Previsión Social, mayo de 1947. Talleres Gráficos Nacionales, Quito-Ecuador 1947; pág. 51.
(12) Idem nota 1; págs. 44-45.
(13) Leopoldo Benites Vinueza in Francisco Eugenio Espejo, habitante de la noche, colección de escritores N° 63, editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1984; págs. 51-62.
(14) Idem nota 1; págs. 169-184.
(15) Idem nota 2; págs. 43-55.
(16) Citación del Profesor venezolano Salcedo Bastardo, idem nota 1; pág. 70.
(17) Idem nota 1; pág. 77.
(18) Idem nota 10.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS:
ESTUDIOS SOBRE EUGENIO ESPEJO EN FRANCÉS:
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