Por Catherine Lara*
El pasado 31 de mayo, se llevó a cabo la entrega del informe final del “Proyecto Arqueológico Valle del Río Cuyes” al Sr. Alcalde Encargado, en el auditorio mayor del Municipio de Gualaquiza. Este trabajo es el resultado de un convenio firmado el 7 de agosto del 2009 entre el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Cuenca y la Alcaldía de Gualaquiza, para llevar a cabo una investigación arqueológica sobre los conjuntos arquitectónicos precolombinos del Valle del Río Cuyes, ubicado al oeste del cantón, en la zona conocida como “estribaciones orientales” .
El pasado 31 de mayo, se llevó a cabo la entrega del informe final del “Proyecto Arqueológico Valle del Río Cuyes” al Sr. Alcalde Encargado, en el auditorio mayor del Municipio de Gualaquiza. Este trabajo es el resultado de un convenio firmado el 7 de agosto del 2009 entre el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Cuenca y la Alcaldía de Gualaquiza, para llevar a cabo una investigación arqueológica sobre los conjuntos arquitectónicos precolombinos del Valle del Río Cuyes, ubicado al oeste del cantón, en la zona conocida como “estribaciones orientales” .
A continuación se presenta una breve reseña de los datos obtenidos a raíz del proyecto, en que se recuerda primeramente el contexto académico en que se dio esta investigación (es decir, cuál era su objetivo), y luego, la metodología de trabajo y los resultados.
Durante mucho tiempo, se pensó que los grupos humanos que poblaron los Andes bajaron desde América Septentrional y Central por las costas del Pacífico, pasando luego a la Cordillera y por último, a la Amazonía. En ese sentido, la Amazonía era percibida como un espacio que fue habitado de forma muy tardía y que no conoció el desarrollo de culturas muy sofisticadas ni de civilización alguna. Según este escenario, en la Amazonía vivieron esencialmente grupos nómadas de cazadores-recolectores que no se caracterizaron por el conocimiento de tecnologías avanzadas ni por una organización política fuerte, fenómeno que se explicaba por las condiciones naturales difíciles que presenta el medio selvático. Esta hipótesis se planteó en una época en que la investigación arqueológica era aún escasa en la Amazonía.
Sin embargo, a partir de los años 70, descubrimientos sorprendentes en la región de los Quijos (en Napo), en la zona del Upano, en los valles del Cuyes y del Cuchipamba (en Morona Santiago), así como en el cantón Palanda (en Zamora Chinchipe) -por citar únicamente ejemplos ecuatorianos- comenzaron a cuestionar radicalmente esta propuesta inicial sobre la ausencia de culturas precolombinas desarrolladas en la Amazonía. Así, actualmente, la hipótesis más aceptada es que en la época de poblamiento de los Andes, el grupo que llegó desde Centro-América se dividió en dos flujos luego de haber cruzado el istmo de Panamá. El primero, como se vio más arriba, habría bajado a Suramérica por las costas del Pacífico, mientras que el segundo lo habría hecho por las llanuras amazónicas. Esto explicaría la riqueza y la antigüedad de los hallazgos arqueológicos realizados en las zonas anteriormente citadas, y que revelan ya no una Amazonía poblada únicamente por grupos nómadas de cazadores-recolectores, sino también por culturas que se caracterizaron por un alto grado de organización social y un excelente dominio de su entorno natural. Estas características jugaron un papel determinante en la formación del mundo andino tal como lo conocemos hoy en día, especialmente porque se sabe que en épocas precolombinas, hubo un contacto cultural muy fuerte entre la Sierra y la Amazonía, a través de intercambios comerciales y migraciones entre una región y otra.
Desde esta perspectiva, tal como lo demostraron las investigaciones pioneras de Ekstrom (1975, 1981), Taylor (1988), Salazar (2000, 2004), Ledergerber (1995, 2006, 2007, 2008) y sobre todo, Carrillo (2003, n/d) entre los años 70 y 2000 aproximadamente, el Valle del Río Cuyes es clave en el sentido en que se trata de una zona de paso natural entre Sierra y Amazonía, que presenta una gran variedad de recursos naturales así como una impresionante arquitectura monumental que evidencia la existencia en la zona de grupos humanos muy bien organizados, desde épocas precolombinas. De hecho, la construcción de semejantes estructuras requiere un grado mínimo de coherencia y jerarquía política.
Desde esta perspectiva, tal como lo demostraron las investigaciones pioneras de Ekstrom (1975, 1981), Taylor (1988), Salazar (2000, 2004), Ledergerber (1995, 2006, 2007, 2008) y sobre todo, Carrillo (2003, n/d) entre los años 70 y 2000 aproximadamente, el Valle del Río Cuyes es clave en el sentido en que se trata de una zona de paso natural entre Sierra y Amazonía, que presenta una gran variedad de recursos naturales así como una impresionante arquitectura monumental que evidencia la existencia en la zona de grupos humanos muy bien organizados, desde épocas precolombinas. De hecho, la construcción de semejantes estructuras requiere un grado mínimo de coherencia y jerarquía política.
Sin embargo, fuera de los trabajos del Sr. Antonio Carrillo, quien lastimosamente no alcanzó a publicar sus datos en su integralidad, desde un punto de vista arqueológico, subsiste la duda sobre quienes construyeron las estructuras del Valle del Río Cuyes, y en qué época. En términos generales, la literatura sobre la zona menciona la presencia de Cañaris, Incas y de culturas amazónicas, pero de forma muy global y generalmente sin datos arqueológicos sistemáticos. Estos son los dos puntos principales que este proyecto se propuso empezar a esclarecer: quiénes construyeron las estructuras del Valle del Río Cuyes, y cuándo. “Empezar”, porque en arqueología, todo esclarecimiento de este tipo de problemáticas requiere muchas veces de años de investigación. En ese sentido, este proyecto fue un paso decisivo, pues como veremos, aportó con pistas importantes que podrán ser una buena base para eventuales estudios a futuro.
¿Cuál fue la metodología de trabajo? En primer lugar, se realizó una investigación bibliográfica detallada sobre la arqueología de la zona, su geografía y sus realidades actuales, de manera a tener una idea clara del espacio en que se iba a intervenir.
Luego, gracias a la valiosa colaboración del equipo de topógrafos y cadeneros de la Alcaldía, se procedió a realizar el levantamiento de catorce conjuntos monumentales. En base a los mapas topográficos obtenidos, se diseñó la estrategia de excavación en cada sitio, con el objetivo de recuperar esencialmente cerámica y carbón.
¿Cuál fue la metodología de trabajo? En primer lugar, se realizó una investigación bibliográfica detallada sobre la arqueología de la zona, su geografía y sus realidades actuales, de manera a tener una idea clara del espacio en que se iba a intervenir.
Luego, gracias a la valiosa colaboración del equipo de topógrafos y cadeneros de la Alcaldía, se procedió a realizar el levantamiento de catorce conjuntos monumentales. En base a los mapas topográficos obtenidos, se diseñó la estrategia de excavación en cada sitio, con el objetivo de recuperar esencialmente cerámica y carbón.
¿Por qué cerámica y carbón? Los arqueólogos han observado que en tiempos pretéritos, la cerámica era el material más usado en la fabricación de objetos de uso común (así como el plástico hoy en día), y que cada cultura tenía su propia manera de elaborarla y decorarla. Por ende, estudiando las características de una cerámica encontrada en una excavación y comparándola con otros materiales cerámicos de culturas ya conocidas, es posible determinar quien fabricó esta cerámica. En nuestro caso, se esperaba así que la cerámica asociada a las estructuras excavadas brindara pistas sobre quienes las construyeron. Por otra parte, el carbón, a partir de la técnica de análisis del Carbono 14, sirvió para fechar las estructuras, lo cual era –como se mencionó ya- la segunda inquietud inicial de este proyecto. Este análisis requiere tecnologías particulares, por lo cual las muestras de carbón recuperadas fueron enviadas a un laboratorio especializado en Miami.
En las terrazas de Espíritu Playa, San Miguel de Cuyes y Nueva Zaruma, se recuperaron además muestras de tierra que fueron analizadas por el Msc. César Veintimilla –especialista en estudios arqueobotánicos-, para buscar posibles huellas de cultivos antiguos, es decir, de actividades agrícolas precolombinas.
En las terrazas de Espíritu Playa, San Miguel de Cuyes y Nueva Zaruma, se recuperaron además muestras de tierra que fueron analizadas por el Msc. César Veintimilla –especialista en estudios arqueobotánicos-, para buscar posibles huellas de cultivos antiguos, es decir, de actividades agrícolas precolombinas.
Todo este material fue rescatado gracias a la participación de dos arqueólogos quienes trabajaron en este proyecto junto a quien suscribe –María Patricia Ordóñez y Fernando Flores-, así como a la valiosa colaboración de las comunidades locales, para quienes se organizaron también charlas informativas y participativas sobre el proyecto y sus alcances.
En fin, la última etapa del trabajo consistió en hacer una síntesis de los datos recuperados a lo largo de todas y cada una de las fases del proyecto, para intentar responder nuestra problemática inicial sobre el origen étnico y cronológico de quienes construyeron los conjuntos arquitectónicos del Valle del Río Cuyes.
¿Cuáles son los resultados? Desde un punto de vista cronológico, dos épocas de ocupación de las estructuras se pueden definir claramente aquí: la primera, muy temprana (periodo Formativo), se ubica en la parte alta del valle, mientras que la segunda, tardía (quizá desde el siglo XIV de nuestra era), la encontramos principalmente en la parte baja.
El sector asociado a las dataciones antiguas corresponde a las inmediaciones de San Miguel de Cuyes (sitios Santa Rosa y Playa), las cuales eran aparentemente habitadas ya en el primer milenio antes de Cristo. Es probable que el complejo de terrazas de la zona –en que se hallaron huellas de plantas cultivadas- esté asociado a esta etapa cronológica, caracterizada por la aparición de una arquitectura temprana. Aspecto que llama doblemente la atención, pues como se vio ya, la Amazonía, incluyendo sus partes altas, ha sido tradicionalmente considerada como apartada de la existencia de construcciones arquitectónicas que sugieran la presencia de sociedades políticamente jerarquizadas, más aún en fechas tan tempranas. Finalmente, se observa un abandono progresivo de la zona de San Miguel de Cuyes.
El segundo momento cronológico resaltado por las fechas radiocarbónicas aparece en la parte baja del valle, más concretamente en el sitio de Nueva Zaruma I (sector de Nueva Tarqui), hacia el siglo XIV de nuestra era aproximadamente. Al parecer, esta época coincide con el complejo de terrazas identificado en la zona, y más particularmente con prácticas de cultivo evidenciadas allí. Nueva Zaruma I es paulatinamente abandonado, mientras que Nueva Zaruma II parece revelar una ocupación humana más importante en épocas tardías, asociada quizá a la de San Juan. En el siglo XV de nuestra era en cambio, se produce una “ola” de monumentalidad, asociada a la construcción de La Florida, probablemente relacionada a la de El Cadi y Río Bravo, tal como lo indican las similitudes entre la cerámica y la arquitectura de estos tres complejos. Las fechas no son tan precisas, pero el surgimiento de Buenos Aires no parece estar alejado de este despegue del sector El Cadi. Por otro lado, en la parte alta, aparecen las estructuras de Espíritu Playa y La Cruz, cuya cerámica difiere notoriamente de la de El Cadi y Buenos Aires, indicando probablemente un origen poblacional distinto.
Es inevitable resaltar que el despliegue de monumentalidad observado en este lapso de 1410-1630 según lo evidenciado por las fechas radiocarbónicas, se da precisamente en un contexto particularmente agitado en el Austro del actual territorio del Ecuador, tal como lo revelan las fuentes etnohistóricas: guerras incaicas, conquista española y subsiguientes movimientos migratorios. Si bien la correspondencia de fechas va en el sentido de una asociación entre el valle del río Cuyes y este contexto, los datos disponibles por el momento no permiten definir precisamente a cual o cuales de estos eventos está vinculada el área en cuestión. Adicionalmente, tenemos un gran « vacío » en este panorama, conformado por el sector Trincheras/Ganazhuma, en que, más allá de una piedra de boleadora y una escasa cerámica rústica más parecida a la de Santa Rosa (sector de San Miguel de Cuyes), no se pudo hallar mayor evidencia que nos permita situar esta zona entre los demás sitios desde un punto de vista cronológico.
Más de novecientos treinta y cinco fragmentos cerámicos fueron rescatados y estudiados en este proyecto, los cuales, como se vio, sirven en arqueología a dar pautas sobre el origen étnico de sus fabricantes. La cerámica recuperada en Santa Rosa (parte alta del valle, periodo Formativo como vimos) correspondería a Tacalshapa III, un estilo cerámico asociado a los antepasados directos de los Cañaris, entre el 500 aC y 1200 dC (ver Idrovo, 2000), mientras que en El Cadi, pero sobre todo Río Bravo, Nueva Zaruma II y San Juan (parte baja del valle), se recolectó cerámica corrugada, un tipo decorativo asociado a la familia étnica de los Shuar (ver Valdez, 2009); de hecho, los Shuar viven todavía en la parte baja del valle del río Cuyes, e inclusive ocuparon sus partes más altas, según lo relatado por los archivos y las tradiciones locales. Sin embargo, los conjuntos cerámicos de Buenos Aires, Nueva Zaruma I y Espíritu Playa, se diferencian del material cerámico tradicionalmente reportados en el llamado “país cañarí”, así como del corrugado amazónico. Este fenómeno se podría explicar por el hecho de que estas cerámicas corresponden a grupos culturales nuevos desde un punto de vista arqueológico, o a variantes locales de las cerámicas cañarí y/o amazónica. Queda claro que hacen falta más investigaciones en la zona para poder esclarecer estos puntos.
En resumidas cuentas, volviendo a la problemática étnica y cronológica planteada al inicio del proyecto, la presencia de una población proto-cañari parece confirmarse (periodo de ocupación humana temprano asociado a la parte alta del valle), así como la de grupos tardíos asociados a la familia Shuar (parte baja). Al parecer, la evidencia material aquí encontrada no abogaría de momento por una presencia inca importante. Adicionalmente, cabe resaltar el hallazgo de materiales cerámicos locales “novedosos”.
A manera de conclusión del proyecto, queda claro que ésta es una zona nueva arqueológicamente hablando, y que queda todavía mucho por hacer. Este proyecto fue un aporte, y en ese sentido, fue importante a nivel empírico, porque permitió definir con mayor precisión la naturaleza del material arqueológico asociado a las estructuras. Sin embargo, como en todo proceso de trabajo científico, las hipótesis que presentamos aquí ameritan ser profundizadas todavía, pero son ya un punto de partida para mayores investigaciones sobre la región.
Por otra parte, cabe recordar que este proyecto se enfocó en las estructuras arquitectónicas, pero con toda seguridad, existen otros sitios no-monumentales en el valle que requieren una exploración extensiva del mismo, y que aportarán sin duda alguna con mayor información sobre el conocimiento de los habitantes precolombinos del valle. Se sabe ahora que zonas como la del valle del río Cuyes son fundamentales en la búsqueda de nuestros orígenes andinos. A este aspecto de identidad se suma el carácter patrimonial de los impresionantes vestigios monumentales de la región, que representan un potencial turístico y económico sumamente ventajoso para los habitantes actuales del sector. No obstante, en el contexto actual, y si no se toman las medidas necesarias, estos vestigios y su valor científico, patrimonial y turístico corren el riesgo de desaparecer debido al paso del tiempo, la erosión, las actividades humanas (pastoreo, posiblemente minería, huaquerismo)... ¿Qué hacer frente a estos peligros? El rescate del patrimonio es una tarea muy larga y compleja, pero este proyecto fue una manera de ilustrar como la colaboración entre una entidad nacional (a saber, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural) y un organismo local (la Municipalidad de Gualaquiza) puede ser un primer paso en este sentido, a través de tres ejes: investigación, concienciación y difusión. Desde luego, la tarea pendiente es amplia todavía, por lo cual es de esperarse que esta prometedora colaboración conjunta entre investigadores, entidades locales y nacionales siga su rumbo.
*Reseña publicada en la Revista de la Ilustre Municipalidad del Cantón Gualaquiza, 2010
Agradecimientos: INPC de Cuenca, Ilustre Municipalidad del Cantón Gualaquiza, parroquias de San Miguel de Cuyes, Amazonas y Nueva Tarqui, Lcdo. Galo Sarmiento, Lcdo. Linder Swin.
Fuentes citadas: Carrillo, Antonio. “El Señorío de los Cuyes”, in Cuenca ilustre. N/d; “El Señorío de los Cuyes”, in Cuenca ilustre. 2003.-Ekstrom, Peter J. “Responding to a new ecology: adaptations of colonists in eastern Ecuador”, in Papers in Anthropology, vol. 16, nº1. Department of Anthropology, 1975; “Colonist Strategies of verticality in an eastern valley”, en Cultural Transformations and ethnicity in modern Ecuador, Norman Whitten ed., University of Illinois Press, pp. 327-355. Estados-Unidos, 1981.- Idrovo, Jaime. Tomebamba: arqueología e historia de una ciudad imperial. BCE, Dirección Cultural Regional Cuenca. Cuenca, 2000.- Ledergerber-Crespo, P. “Factores geográficos en la localización de sitios arqueológicos”, en Cultura y medio-ambiente en el área septentrional andina, Guinea Mercedes y Jean-François Bouchard eds., Abya-Yala. Cayambe, 1995, pp. 343-375; “Ecuador Amazónico-Andino: Apropiación de Paisajes y Relaciones Culturales”, en Pueblos y Paisajes Antiguos de la Selva Amazónica, G. Morcoter Ríos, S. Mora Camacho y C. F. Calvo (Ed.). Bogotá: Univ. Nacional, 2006, pp.131-155; “Investigaciones arqueológicas en los valles del Cantón Gualaquiza (Provincia de Morona-Santiago)”, 2007 in www.arqueo-ecuatoriana.ec ; “Sur Oriente Ecuador: apropiación de paisajes a partir del Periodo Formativo Temprano”, in Miscelánea Antropológica Ecuatoriana, Segunda Época, Año 1 – N°1, Boletín de los Museos del Banco Central del Ecuador. Guayaquil, 2008.- Salazar, Ernesto. Pasado precolombino de Morona-Santiago, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo Morona-Santiago. Macas, 2000; “Cuenca y su región: en busca del tiempo perdido”, en Cuenca, Santa-Ana de las Aguas, Ed. Libri-Mundi pp. 19-85. Quito, 2004.-Taylor, Anne-Christine. Al este de los Andes, t.II, Abya-Yala. Quito, 1988.- Valdez, Francisco. “Informe Final de los trabajos arqueológicos realizados en el marco del proyecto UTPL-IRD / Ministerio de la Cultura”, En Informe Final del Proyecto Investigación y puesta en valor de los recursos patrimoniales en la Frontera Sur, Palanda, Provincia de Zamora Chinchipe”, Presentado por la UTPL al Ministerio de Cultura, 2009
¿Cuáles son los resultados? Desde un punto de vista cronológico, dos épocas de ocupación de las estructuras se pueden definir claramente aquí: la primera, muy temprana (periodo Formativo), se ubica en la parte alta del valle, mientras que la segunda, tardía (quizá desde el siglo XIV de nuestra era), la encontramos principalmente en la parte baja.
El sector asociado a las dataciones antiguas corresponde a las inmediaciones de San Miguel de Cuyes (sitios Santa Rosa y Playa), las cuales eran aparentemente habitadas ya en el primer milenio antes de Cristo. Es probable que el complejo de terrazas de la zona –en que se hallaron huellas de plantas cultivadas- esté asociado a esta etapa cronológica, caracterizada por la aparición de una arquitectura temprana. Aspecto que llama doblemente la atención, pues como se vio ya, la Amazonía, incluyendo sus partes altas, ha sido tradicionalmente considerada como apartada de la existencia de construcciones arquitectónicas que sugieran la presencia de sociedades políticamente jerarquizadas, más aún en fechas tan tempranas. Finalmente, se observa un abandono progresivo de la zona de San Miguel de Cuyes.
El segundo momento cronológico resaltado por las fechas radiocarbónicas aparece en la parte baja del valle, más concretamente en el sitio de Nueva Zaruma I (sector de Nueva Tarqui), hacia el siglo XIV de nuestra era aproximadamente. Al parecer, esta época coincide con el complejo de terrazas identificado en la zona, y más particularmente con prácticas de cultivo evidenciadas allí. Nueva Zaruma I es paulatinamente abandonado, mientras que Nueva Zaruma II parece revelar una ocupación humana más importante en épocas tardías, asociada quizá a la de San Juan. En el siglo XV de nuestra era en cambio, se produce una “ola” de monumentalidad, asociada a la construcción de La Florida, probablemente relacionada a la de El Cadi y Río Bravo, tal como lo indican las similitudes entre la cerámica y la arquitectura de estos tres complejos. Las fechas no son tan precisas, pero el surgimiento de Buenos Aires no parece estar alejado de este despegue del sector El Cadi. Por otro lado, en la parte alta, aparecen las estructuras de Espíritu Playa y La Cruz, cuya cerámica difiere notoriamente de la de El Cadi y Buenos Aires, indicando probablemente un origen poblacional distinto.
Es inevitable resaltar que el despliegue de monumentalidad observado en este lapso de 1410-1630 según lo evidenciado por las fechas radiocarbónicas, se da precisamente en un contexto particularmente agitado en el Austro del actual territorio del Ecuador, tal como lo revelan las fuentes etnohistóricas: guerras incaicas, conquista española y subsiguientes movimientos migratorios. Si bien la correspondencia de fechas va en el sentido de una asociación entre el valle del río Cuyes y este contexto, los datos disponibles por el momento no permiten definir precisamente a cual o cuales de estos eventos está vinculada el área en cuestión. Adicionalmente, tenemos un gran « vacío » en este panorama, conformado por el sector Trincheras/Ganazhuma, en que, más allá de una piedra de boleadora y una escasa cerámica rústica más parecida a la de Santa Rosa (sector de San Miguel de Cuyes), no se pudo hallar mayor evidencia que nos permita situar esta zona entre los demás sitios desde un punto de vista cronológico.
Más de novecientos treinta y cinco fragmentos cerámicos fueron rescatados y estudiados en este proyecto, los cuales, como se vio, sirven en arqueología a dar pautas sobre el origen étnico de sus fabricantes. La cerámica recuperada en Santa Rosa (parte alta del valle, periodo Formativo como vimos) correspondería a Tacalshapa III, un estilo cerámico asociado a los antepasados directos de los Cañaris, entre el 500 aC y 1200 dC (ver Idrovo, 2000), mientras que en El Cadi, pero sobre todo Río Bravo, Nueva Zaruma II y San Juan (parte baja del valle), se recolectó cerámica corrugada, un tipo decorativo asociado a la familia étnica de los Shuar (ver Valdez, 2009); de hecho, los Shuar viven todavía en la parte baja del valle del río Cuyes, e inclusive ocuparon sus partes más altas, según lo relatado por los archivos y las tradiciones locales. Sin embargo, los conjuntos cerámicos de Buenos Aires, Nueva Zaruma I y Espíritu Playa, se diferencian del material cerámico tradicionalmente reportados en el llamado “país cañarí”, así como del corrugado amazónico. Este fenómeno se podría explicar por el hecho de que estas cerámicas corresponden a grupos culturales nuevos desde un punto de vista arqueológico, o a variantes locales de las cerámicas cañarí y/o amazónica. Queda claro que hacen falta más investigaciones en la zona para poder esclarecer estos puntos.
En resumidas cuentas, volviendo a la problemática étnica y cronológica planteada al inicio del proyecto, la presencia de una población proto-cañari parece confirmarse (periodo de ocupación humana temprano asociado a la parte alta del valle), así como la de grupos tardíos asociados a la familia Shuar (parte baja). Al parecer, la evidencia material aquí encontrada no abogaría de momento por una presencia inca importante. Adicionalmente, cabe resaltar el hallazgo de materiales cerámicos locales “novedosos”.
A manera de conclusión del proyecto, queda claro que ésta es una zona nueva arqueológicamente hablando, y que queda todavía mucho por hacer. Este proyecto fue un aporte, y en ese sentido, fue importante a nivel empírico, porque permitió definir con mayor precisión la naturaleza del material arqueológico asociado a las estructuras. Sin embargo, como en todo proceso de trabajo científico, las hipótesis que presentamos aquí ameritan ser profundizadas todavía, pero son ya un punto de partida para mayores investigaciones sobre la región.
Por otra parte, cabe recordar que este proyecto se enfocó en las estructuras arquitectónicas, pero con toda seguridad, existen otros sitios no-monumentales en el valle que requieren una exploración extensiva del mismo, y que aportarán sin duda alguna con mayor información sobre el conocimiento de los habitantes precolombinos del valle. Se sabe ahora que zonas como la del valle del río Cuyes son fundamentales en la búsqueda de nuestros orígenes andinos. A este aspecto de identidad se suma el carácter patrimonial de los impresionantes vestigios monumentales de la región, que representan un potencial turístico y económico sumamente ventajoso para los habitantes actuales del sector. No obstante, en el contexto actual, y si no se toman las medidas necesarias, estos vestigios y su valor científico, patrimonial y turístico corren el riesgo de desaparecer debido al paso del tiempo, la erosión, las actividades humanas (pastoreo, posiblemente minería, huaquerismo)... ¿Qué hacer frente a estos peligros? El rescate del patrimonio es una tarea muy larga y compleja, pero este proyecto fue una manera de ilustrar como la colaboración entre una entidad nacional (a saber, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural) y un organismo local (la Municipalidad de Gualaquiza) puede ser un primer paso en este sentido, a través de tres ejes: investigación, concienciación y difusión. Desde luego, la tarea pendiente es amplia todavía, por lo cual es de esperarse que esta prometedora colaboración conjunta entre investigadores, entidades locales y nacionales siga su rumbo.
*Reseña publicada en la Revista de la Ilustre Municipalidad del Cantón Gualaquiza, 2010
Agradecimientos: INPC de Cuenca, Ilustre Municipalidad del Cantón Gualaquiza, parroquias de San Miguel de Cuyes, Amazonas y Nueva Tarqui, Lcdo. Galo Sarmiento, Lcdo. Linder Swin.
Fuentes citadas: Carrillo, Antonio. “El Señorío de los Cuyes”, in Cuenca ilustre. N/d; “El Señorío de los Cuyes”, in Cuenca ilustre. 2003.-Ekstrom, Peter J. “Responding to a new ecology: adaptations of colonists in eastern Ecuador”, in Papers in Anthropology, vol. 16, nº1. Department of Anthropology, 1975; “Colonist Strategies of verticality in an eastern valley”, en Cultural Transformations and ethnicity in modern Ecuador, Norman Whitten ed., University of Illinois Press, pp. 327-355. Estados-Unidos, 1981.- Idrovo, Jaime. Tomebamba: arqueología e historia de una ciudad imperial. BCE, Dirección Cultural Regional Cuenca. Cuenca, 2000.- Ledergerber-Crespo, P. “Factores geográficos en la localización de sitios arqueológicos”, en Cultura y medio-ambiente en el área septentrional andina, Guinea Mercedes y Jean-François Bouchard eds., Abya-Yala. Cayambe, 1995, pp. 343-375; “Ecuador Amazónico-Andino: Apropiación de Paisajes y Relaciones Culturales”, en Pueblos y Paisajes Antiguos de la Selva Amazónica, G. Morcoter Ríos, S. Mora Camacho y C. F. Calvo (Ed.). Bogotá: Univ. Nacional, 2006, pp.131-155; “Investigaciones arqueológicas en los valles del Cantón Gualaquiza (Provincia de Morona-Santiago)”, 2007 in www.arqueo-ecuatoriana.ec ; “Sur Oriente Ecuador: apropiación de paisajes a partir del Periodo Formativo Temprano”, in Miscelánea Antropológica Ecuatoriana, Segunda Época, Año 1 – N°1, Boletín de los Museos del Banco Central del Ecuador. Guayaquil, 2008.- Salazar, Ernesto. Pasado precolombino de Morona-Santiago, Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo Morona-Santiago. Macas, 2000; “Cuenca y su región: en busca del tiempo perdido”, en Cuenca, Santa-Ana de las Aguas, Ed. Libri-Mundi pp. 19-85. Quito, 2004.-Taylor, Anne-Christine. Al este de los Andes, t.II, Abya-Yala. Quito, 1988.- Valdez, Francisco. “Informe Final de los trabajos arqueológicos realizados en el marco del proyecto UTPL-IRD / Ministerio de la Cultura”, En Informe Final del Proyecto Investigación y puesta en valor de los recursos patrimoniales en la Frontera Sur, Palanda, Provincia de Zamora Chinchipe”, Presentado por la UTPL al Ministerio de Cultura, 2009
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