*Entrevista a Claude Lara, Director General de la Dirección de Promoción Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador. Realizada por Catherine Lara y Gaëtan Juillard en mayo del 2007 para el portal "Arqueología Ecuatoriana.**
Arqueología Ecuatoriana: ¿Cuál es la misión de la Dirección de Promoción Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores?
Claude Lara: La Dirección de Promoción Cultural, tal como su nombre lo indica, tiene como primera misión la… “promoción cultural». Nuestra principal tarea es por ende la promoción cultural del Ecuador. A través de publicaciones, de películas, de libros, de música, etc. Difundimos por ejemplo libros sobre la música ecuatoriana, sobre Quito y Cuenca (patrimonios de la humanidad), sobre el patrimonio cultural y natural, así como sobre el Ecuador en general. Hemos digitalizado gran parte de este material: hemos asimismo realizado compilaciones de música ecuatoriana folclórica y popular, de vídeos, de libros sobre Quito (primera ciudad designada patrimonio mundial de la humanidad con Cracovia, Polonia), que están disponibles en las embajadas así como en nuestra página web.
También hemos deseado crear en cada embajada un fondo cinematográfico, y Luzuriaga, así como otros cineastas, nos han dado películas que han sido traducidas al inglés y al francés para festivales internacionales. Hemos colaborado con la reproducción de libros y de diversos documentos, a la instauración de páginas web y de bibliotecas virtuales, etc.
La otra vertiente de la promoción cultural pasa por los artistas. En primer lugar, hacerlos conocer, así como a sus obras, en nuestras embajadas y consulados. Luego, promoverlos en el extranjero, con ocasión de los diversos eventos culturales. Los consulados y embajadas llevan este trabajo a cabo en permanencia, y estamos a su disposición para responder a sus pedidos. Desde luego, esto siempre implica dificultades, en lo que se refiere a los fondos, por ejemplo: tenemos un presupuesto extremadamente reducido. Lo mismo ocurre con nuestras embajadas. Debemos por lo tanto trabajar con empresas, auspiciantes, mecenas, etc. He aquí los dos grandes puntos de la promoción cultural hacia el extranjero.
Hay también un papel para la Dirección de Promoción Cultural dentro del país. Los planteles educativos extranjeros (colegios francés, alemán, americano…) van a recibir nuestras publicaciones, discos, libros, videos. Claro que dichas instituciones van a promover sus propias culturas, sus propios idiomas, pero deseamos que tengan también un fondo documental cultural sobre el Ecuador. Hemos actuado de la misma forma con los organismos y asociaciones internacionales (la Unión Latina por ejemplo, encargada de promover la cultura latina), las embajadas extranjeras y los ministerios de relaciones exteriores de otros países, para que puedan también promover al Ecuador para sus diplomáticos y compatriotas.
Ofrecemos asimismo obras a las escuelas y colegios ecuatorianos. Hace poco, por ejemplo, estuvimos en Huigra con ocasión del aniversario de su fundación; hemos donado más de 750 obras a los planteles de la zona acerca del Ferrocarril más difícil del mundo. Hemos invitado al Cónsul estadounidense, porque sin la ayuda de los ingenieros estadounidenses, este ferrocarril nunca habría sido construido.
En resumidas cuentas, tenemos una acción “externa” – la más importante, naturalmente- pero también una acción interna, a través de la colaboración con las diversas comisiones culturales estatales (Conmemoraciones Cívicas…). Muchas veces, el Ministerio de Relaciones Exteriores es percibido como lejano, por lo cual tratamos –a nivel del país- de reducir esta distancia y de aportar con nuestras capacidades.
A. E.: ¿Cuál es la visión de la Dirección de Promoción Cultural sobre el patrimonio cultural, su valoración y su protección?
C. L.: Hoy en día, se trata de algo nuevo y muy importante. La promoción del patrimonio se vuelve un tema cada vez más dominante para la Dirección de Promoción Cultural y la política de promoción cultural del Ecuador.
Como es de su conocimiento, el organismo responsable del patrimonio arqueológico es el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). Tenemos sin embargo un papel de información y de coordinación con el INPC y el INTERPOL.
Pedimos luego a nuestras embajadas y consulados que identifiquen todas las ventas ilegales o consideradas como tales, para disponer – como mínimo – de una información global para compartirla con el INTERPOL, acerca de las ventas ilegales de objetos de arte de origen ecuatoriana, y más generalmente, de todo lo que se refiere al patrimonio.
Tenemos asimismo un papel de coordinación de la lucha en contra del robo y de la venta del patrimonio ecuatoriano. De hecho, tan pronto las colecciones son localizadas, ayudamos al INPC a identificar estas piezas. Especialistas tienen que desplazarse; lo cual es costoso y difícilmente realizable, porque el INPC dispone de medios muchas veces muy limitados.
Recientemente, en colaboración con el departamento de protección del patrimonio de la policía italiana, hemos recuperado 170 piezas en Milano. El Banco Central ha realizado una exposición sobre estas piezas, repatriadas en el 2005. Por su cuenta, los Carabineros italianos han organizado un seminario sobre la protección del patrimonio en colaboración con la Unión Latina así como de las diferentes autoridades ecuatorianas.
La protección del patrimonio es un tema que crea cada vez más interés, porque el tráfico ilegal es muy poderoso, muy adinerado, y el Estado ecuatoriano no siempre tiene los medios ni las facilidades de las cuales disponen los comanditarios de este tráfico. Nuestra misión es, en primer término, identificar estas piezas, luego hacerlas autentificar y lanzar todas las acciones legales para bloquear las ventas, demostrar que los vendedores son traficantes – y no es fácil-, justificar la autenticidad de las piezas y de su salida ilegal del territorio, cuando no existe ningún registro sino más bien algunas disposiciones legales generales que prohiben la salida de piezas arqueológicas del territorio ecuatoriano.
A. E.: En lo referente a la promoción del patrimonio, ¿qué perspectiva tiene de la promoción del patrimonio cultural en el extranjero? ¿Existen políticas especiales en función de cada país?
C. L.: La realizamos a través de la cultura en general y de los medios que están en nuestra disposición (páginas web, discos, publicaciones, películas). Pero hay un fenómeno que acaba de presentarse, me refiero a la creación del Ministerio de Cultura. Antes, el sistema ecuatoriano de promoción cultural era totalmente descentralizado: el municipio de Quito hace algo, la Casa de la Cultura Ecuatoriana tiene núcleos en cada provincia, el Ministerio de Educación tiene a su vez numerosas comisiones.
El Ministerio de Cultura debe centralizar y crear lo que aún no tenemos: una política pública de valoración, de promoción y de protección del patrimonio. Porque con la descentralización, ningún organismo tenía ni los medios, ni el personal, ni las capacidades para tener una visión, un conocimiento de todo el patrimonio cultural ecuatoriano.
El Ministerio de Cultura está en vías de creación. Recibió los fondos para iniciar ya algunas acciones y será, sin duda alguna, el centro de la promoción y valoración culturales. Tendrá que saber lo que pasa en gran parte del país para realizar catálogos, archivos, así como a dar las primeras directivas. Antes, éramos el organismo centralizador de una centralización que no existía. Pero ahora, trabajamos en estrecha relación con el Ministerio de Cultura. El Ministerio de Cultura tendrá esta tarea y sólo tendremos que proyectar hacia el exterior las grandes líneas y acciones concretas que el Ministerio de Cultura nos va a señalar. Estamos actualmente en una fase de coordinación, de elaboración y de formación para compartir nuestra experiencia y nuestra documentación en lo que se refiere a la política del Ministerio de Cultura. Pienso que dentro de dos a tres años, el Ministerio de Cultura estará bien asentado, con su personal y sus equipos, y habrá obtenido un aura político y cultural nacional que le permitirá definir su política y su papel con mayor precisión de cara al conjunto de los actores implicados.
A. E.: Estos últimos tiempos, se habla mucho de «Identidad cultural». ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo maneja la Dirección de Promoción Cultural este concepto?
C. L.: Nosotros los diplomáticos, sentimos que la noción de «Identidad cultural» es un tema preponderante. Buscamos saber quienes somos. Es un tema a la vez misterioso e infinito.
Se considera que no se hace lo suficiente al respecto. Que no se sabe muy bien lo que se hace, hacia dónde se va. Pero esto forma parte de la problemática cultural. No hay que preocuparse mucho al respecto. Ningún individuo, ninguna nación, ningún país, puede decir: “Yo soy A, B,C.”, porque la Identidad Cultural es indefinible. Pero participamos activamente al intento de definir esta identidad.
En lo referente a la promoción, no pretendemos decir: “El ecuatoriano o la ecuatoriana, es A,B,C,D.”. Lo que podemos decir, es que el Ecuador “es más de 10.000 años de cultura, es esto en literatura, esto en arqueología…” Les damos el material del cual disponemos para poder, todo juntos, - ecuatorianos y extranjeros -, debatir con la finalidad de contestar estas preguntas: ¿cuál era la identidad ecuatoriana en el siglo XIX? ¿en el siglo XX? ¿antes? A ustedes les corresponde debatir al respecto. Nosotros no buscamos conseguir el monopolio del tema. No somos competentes para eso. Lo que nos interesa, es que ustedes dispongan de todo el material para tratar de definir nuestra identidad, aquí y en el extranjero.
A. E.: ¿Cuáles son las relaciones que mantiene la Dirección de Promoción Cultural con las demás instituciones a cargo del Patrimonio Cultural dentro y fuera del país?
C. L.: Son de dos tipos. Aquellas con las cuales colaboramos constantemente, y aquellas con las cuales deseamos mantener vigente esta colaboración.
Las principales instituciones, y ya lo hemos mencionado, son el Banco Central, el INPC, la Casa de la Cultura, etc. Sencillamente pedimos su colaboración para promover sus actividades en el exterior. Tenemos por ejemplo un convenio con la Casa de la Cultura en torno a sus publicaciones. Cada año, enviamos las obras publicadas a nuestras embajadas, quienes las reparten luego entre las bibliotecas extranjeras. Con el Ministerio de Educación, aportamos una información cultural dentro del país.
Buscamos tener más contacto con el Ministerio de Cultura. Nuestra esperanza es que se convierta realmente en el centro de la cultura ecuatoriana. No será fácil porque hemos siempre vivido en un sistema descentralizado. Esto va a crear fricciones entre los diferentes organismos. Esperamos que el Ministerio de Cultura defina pronto una política nacional para los cuatro próximos años que va a durar el mandato de este gobierno. Esto es muy importante, porque el sistema descentralizado no permite la organización ni la gestión de una política cultural a mediano plazo. De hecho, cada Director de Promoción Cultural hace lo que le parece interesante para la promoción del país, sin concertación con las demás instituciones.
A. E.: Luego, ¿no existe ningún seguimiento o lógica en la política de promoción cultural? ¿Ningún vínculo entre sus actores? ¿Ninguna política a mediano y largo plazo?
C. L.: Es el inconveniente de un sistema descentralizado. Porque en este sistema, todos los actores hacen su propia promoción. Esto presenta no obstante una ventaja: existe un gran dinamismo, todo el mundo participa. Pero el inconveniente principal sigue siendo el mismo: frente a esta promoción variada, diferente, y frente a los actores en juego, uno se pierde por completo: el un año promovemos La Tolita, y el siguiente, el cine.
Es además casi imposible coordinar a todos estos actores porque no tenemos las posibilidades, no tenemos el tiempo necesario, y cada uno quiere defender al instituto al cual pertenece.
A. E.: ¿Tienen legalmente la posibilidad de imponer una política cultural al conjunto de los actores presentes?
C. L.: No. Pero los contactamos a través de las comisiones mixtas, o cuando un país extranjero desea llevar a cabo un programa de acción a lo largo de dos o tres años. En este caso, ponemos a su consideración el pedido del Estado en cuestión: ¿qué pueden proponer en cine, en música, en literatura? En este caso, todas las partes deben ponerse de acuerdo, juntas.
Si dispusiéramos de una política nacional, de la cual esperamos beneficiar gracias al Ministerio de Cultura, todo sería diferente, porque, en este caso, la política cultural estaría definida a lo largo de los cuatro años que dura el mandato del gobierno, así como sobre un tema preciso –por ejemplo el bicentenario de la independencia -, que podría ser interpretado en los diferentes ámbitos culturales (literatura, bellas artes, cine, músicas, teatro…) ligados al tronco común. Esta organización sería mucho más flexible.
Por el momento, estamos en una fase de transición, trabajamos en la coordinación de sistemas para una mejor promoción del Ecuador.
A. E.: ¿Qué acogida fue dada por los países extranjeros a esta promoción, a nivel del patrimonio cultural en general, y más particularmente, de la arqueología?
C. L.: En general, es muy buena, pero tenemos también ciertas limitaciones. Debido a que nuestro material de promoción es publicado y reproducido en español y en inglés exclusivamente, tenemos el problema de los idiomas, pues no es cierto que el inglés domine todo. Está presente en un cierto nivel social únicamente. Lastimosamente, no tenemos la posibilidad de traducir nuestro material al chino, al japonés, al ruso, al coreano. Esto nos hace mucha falta, a pesar de las pocas posibilidades que se nos presentan ocasionalmente. Nuestra embajada en Rusia, por ejemplo, ha traducido toda la lista de obras de arte robadas presentes en el sitio Internet del INPC. Pero son casos extremadamente raros. La barrera de la lengua es un problema serio y estamos muy conscientes que llegamos sólo a algunas esferas de la sociedad. Y más que nada, no somos los únicos. Todos los Estados buscan promover su cultura, especialmente los países que disponen de una gran industria cultural. Es difícil luchar, pero, felizmente, está la tecnología, lo hemos mencionado ya, verdadero medio de promoción que, a menor costo, nos permite de ir a todo lado y de ser conocido.
Es para nosotros el gran desafío de este comienzo de siglo XXI. En el siglo XX, el Ecuador ha hecho un esfuerzo: hacerse conocer, pero el gran desafío del siglo XXI, es que gracias a la tecnología, se pueda decir en dónde está el Ecuador, que se conozcan los rasgos principales de su cultura, que se sepa quiénes son sus habitantes, que hablan español, quichua, etc.
Por su parte, la arqueología es un fenómeno nuevo. Antes que nada, felicitaciones por su portal Internet. Es una formidable herramienta que hemos difundido a través de nuestras embajadas y consulados, y vamos a seguir haciéndolo ya que nuestro principal obstáculo, el idioma es casi inexistente, puesto que está disponible en español, en inglés y en francés. Empezar por la valoración y la promoción de la arqueología desde estos tres idiomas, es ya una cobertura sobre los mundos europeo, americano y asiático, lo cual es importante para nosotros. Esperemos que posteriormente, el chino y el ruso se añadirán. Naturalmente, hubo exposiciones organizadas en otros países durante las últimas décadas, libros traducidos en diferentes idiomas acerca de la arqueología ecuatoriana, etc. Pero un portal dinámico, vivo, es la primera vez, y para nosotros, esto representa un gran apoyo para la promoción cultural. La época precolombina es un periodo muy interesante y existe cierto orgullo nacional al afirmar que estuvimos en este territorio hace 5.000 o 10.000 años antes de Cristo. La cantidad de países que pueden afirmar esto es reducida en el continente.
Un portal de esta calidad nos permite reforzar nuestra identidad nacional. Además, si se toma en cuenta el atractivo turístico de la arqueología, nos permite también fortalecer el interés de los extranjeros para que vengan a visitarnos y conocernos. En esto, la arqueología, al igual que las demás materias culturales, es fundamental.
A. E.: ¿Cómo perciben los extranjeros a la arqueología en el Ecuador, de acuerdo a lo que han visto y escuchado en sus países de origen?
C. L.: Es una pregunta difícil, pues no disponemos de estadísticas. Tomemos el ejemplo de una exposición arqueológica en el extranjero; está “muerta”. Cierto es que los diversos objetos que se ven ahí están bien presentados, bien explicados, con bonitos mapas. Falta no obstante lo esencial: ¿en dónde estaban estos objetos? ¿quiénes los usaban? ¿cómo se dio su evolución en relación a la gente que vivía ahí, en el Ecuador?
Obviamente, cuando los extranjeros vienen al Ecuador, vuelven a ver museos arqueológicos, pero a finales de cuenta, ven al objeto en su medio geográfico y humano. Según lo que he podido escuchar, es para ellos una revelación: encuentran guías, descubren sitios asociados a estos artefactos. Para ellos, se trata de un redescubrimiento de estos objetos en el país mismo, lo cual la gente aprecia considerablemente, ya que esto prolonga el primer contacto que habían tenido con el Ecuador en su país. Los dos aspectos se complementa, pues nuestros visitantes se preguntan a menudo por qué se habla tan poco de este país, que crea objetos, vestimentas, herramientas tan bien hechos, tan bien conservados, realizados en materiales muy difíciles de trabajar.
A. E.: Para seguir con el tema de las exposiciones, aquellas que ustedes organizan en el exterior – o a las cuales ustedes de hallan asociados -, ¿son acaso recibidas por el público con un verdadero interés? ¿Existe realmente algún entusiasmo por parte del público hacia la(s) cultura(s) ecuatoriana(s)?
C. L.: La experiencia de la Dirección Cultural me hace contestar que sí, porque existen numerosos clichés en torno a América Latina. Existen grandes países (Argentina, Brasil, Chile, Perú), y la gente está cansada de ver sistemáticamente la misma cosa. Claro que estos países disponen de una cultura inmensa. La gente quiere ver otra cosa, y la tecnología se lo permite.
El Ecuador tiene la ventaja de ser un país que ofrece una diversidad cultural muy rica, en una superficie reducida, lo cual permite a los turistas ver tres mundos en una semana, pues no existe el obstáculo de las distancias. Jugamos esta misma carta: puede ver lo precolombino, arte colonial y contemporáneo en muy poco tiempo, en una semana o diez días, y esto es muy apreciado. Los medios buscan asimismo saber lo que pasa fuera de los grandes países del sub-continente. Hoy en día, no es difícil conseguir información acerca del Ecuador, a través de Internet, de las bibliotecas, de la música, las películas, etc.
Las exposiciones sobre el Ecuador son siempre un éxito, pero lo que se puede deplorar, es que no sean muy numerosas, y esto debido a varias razones, como el financiamiento y la ausencia de una política cultural nacional. Este momento debemos definir esta política para el periodo que va a durar el mandato del gobierno, y para identificar a los países que vamos a tomar como objetivos y los desplazamientos de estas exposiciones a través de los continentes. Sería ante todo sobre pedido de los embajadores y cónsules, y en función de la actualidad del país (conmemoraciones, descubrimientos científicos, festivales, etc.). Nos hace falta una red continua de exposiciones acerca del Ecuador. En este ámbito, todo queda aún por hacer.
A.E.: Lo mencionamos ya anteriormente, pero ¿desde hace cuánto tiempo la arqueología forma parte de la política de difusión cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores?
C. L.: Es algo totalmente nuevo. No tengo recelo en decir que en esto, su página web ha sido fundamental. Porque antes, desde luego, hacíamos conocer a arqueólogos, y a las culturas de la arqueología ecuatoriana, pero era sobre todo a través de exposiciones de conmemoraciones de grandes arqueólogos ecuatorianos o extranjeros, etc. El mundo arqueológico daba la impresión de que, con la Dirección de Promoción Cultural, había muy poco interés, que cada arqueólogo hacía la promoción de su institución, de su universidad, de su grupo… Esto parecía suficiente, las grandes instituciones – tales como el INPC o el Banco Central – servían únicamente a informar que existía una arqueología ecuatoriana, piezas y culturas arqueológicas, grupos de arqueólogos, y pare de contar.
Mientras que ahora, con la página web Arqueología Ecuatoriana, esperamos que los medios universitarios, profesionales, y los editores de obras de arqueología vayan a colaborar más estrechamente con la Dirección de Promoción Cultural. Es un fenómeno nuevo, que aplaudimos con entusiasmo, pero los arqueólogos y las instituciones tendrían que venir a vernos para que podamos dar a conocer mejor a la arqueología ecuatoriana a través de los artefactos excavados.
Un ejemplo muy simple: los arqueólogos participan en conferencias en todo el mundo, pero nunca vienen para avisarnos o para ser recibidos en las embajadas, pedir ayuda para presentar piezas, publicaciones, vídeos, etc. Por el momento, no tenemos la posibilidad de hacer una agenda y un seguimiento de estas conferencias y mesas redondas. Nunca estamos informados. Los arqueólogos no vienen a vernos cuando, con ocasión de un congreso por ejemplo, podrían contactarse con nuestras embajadas, para recibirlos, conocerlos, y definir planes de acción y de promoción de la arqueología ecuatoriana en ese país, etc.
Lastimosamente, en ese nivel, no hay contactos todavía. Pero en mi criterio, los centros culturales, los arqueólogos, aspiran a que sus conferencias sean conocidas. Si tales contactos existiesen, podríamos, a través de nuestras embajadas, crear una política de promoción arqueológica del Ecuador. Esto no existe porque los especialistas y las instituciones de investigación arqueológica no nos hacen llegar sus trabajos, publicaciones o proyectos. No disponemos de información alguna.
A. E.: ¿No dispone absolutamente de ningún contacto, de ninguna información?
C. L.: No, y todo queda aún por hacer. Ya que ustedes están en el medio arqueológico, sería deseable que transmitan el mensaje. Que los profesores, los expertos, los especialistas, los museólogos vengan y nos digan: “Tenemos tres congresos este año, en el Perú, en México, en Colombia, en estas universidades. ¿Qué puede hacer la Dirección Cultural? ” De esta manera, podríamos hacerlos conocer a la prensa nacional y extranjera durante el congreso, organizar ruedas de prensa, ponerlos en relación con los medios arqueológicos y las universidades que conocemos en esos países, encontrar fuentes de financiamiento… Toda esa red queda por armar todavía.
A. E.: ¿Todo queda entonces por construir?
C. L.: No, no todo, pero la parte humana digamos. Lo que me parece criticable, es que no estemos para nada al tanto de las conferencias, mesas redondas, exposiciones de pequeño o mediano impacto que se dan en el exterior, organizadas por la comunidad científica ecuatoriana.
A.E.: ¿Ocurre lo mismo con los museos?
C. L.: Sí y no. Los museos nos hacen llegar sus boletines informativos. Pero no es la panacea. Siempre es mejor ver a los responsables. Algunos vienen. Hemos por ejemplo ayudado a los organizadores de la exposición sobre los grandes pintores de España, en el Centro Cultural de la Universidad Católica de Quito. Pero por ese lado, el contacto es difícil. Nadie toma la iniciativa de venir y pedirnos en qué podemos ayudar en las programaciones de exposiciones y de eventos culturales. Es una pena.
Volviendo al tema de los arqueólogos, si conociéramos los ciclos de conferencias de las universidades, podríamos ponerlos en contacto con nuestras embajadas, preparar un plan de acción común y ayudarlos en muchos aspectos, aprovechar para hacer donaciones de libros, al centro de documentación de la Universidad que nos recibe, etc. De esta manera, cada año, se podría realizar una colaboración en este sentido. No podemos hacer arqueología en su lugar –no es nuestro campo de acción -, pero podemos enriquecer sus actividades de valoración y hacerlas conocer. Esto hace falta, y sería fantástico si ustedes pudiesen interesar a sus pares dentro de este proceso. La Dirección de Promoción Cultural y las embajadas están a su servicio, los diplomáticos son sus representantes. Pueden ayudarles a armar ciclos de conferencias, exposiciones, facilitarles las gestiones para trabajar en el país. Una vez esta organización implementada, los diplomáticos podrán proponer la realización de actividades organizadas en otro país o en otra ciudad, así como promover sus actividades en los países extranjeros, cuando son solicitados acerca de estos temas por los Estados, las universidades, los museos. Estamos listos, pero necesitamos información y contactos humanos, por supuesto.
A.E.: ¿Cómo se percibe a la arqueología en la Dirección General del Ministerio de Relaciones Exteriores?
C. L.: Lo que nos interesa realmente en la arqueología, es que se hable del Ecuador y de su historia. Nuestro objetivo, es promover todo lo ecuatoriano…
A.E.: Pero esta promoción, ¿es la Dirección General del Ministerio de Relaciones Exteriores que la pide, o se trata de su propia iniciativa?
C. L.: Ambas cosas. La arqueología nos interesa particularmente en el sentido en que las naciones pueden conocer su historia, su origen, su historia: “¿Quién soy?” “¿Quién era antes?” “¿Qué pasó desde los principios hasta la actualidad?» Todo el mundo se hace estas mismas preguntas, que seamos chinos, japoneses, franceses o argelinos. Lo bueno es que al plantearse la pregunta «¿Quién soy?”, se plantea al mismo tiempo la pregunta “Y tú, ¿quién eres?” Lo que implica automáticamente un “¿De dónde vienes?» ¿Cuál es tu cultura?» ¿Cómo ha evolucionado?» Se crea así un diálogo intercultural y en esto, la arqueología es fundamental para nosotros, porque es la letra “A” del alfabeto cultural. Es por medio de ella que podemos decir “aquí comienza nuestra identidad cultural”.
Tenemos la voluntad de crear colaboraciones: “Quieres investigar en el Ecuador. Hay sitios, institutos de investigación, universidades. Ven, conócelos, visítalos. Hay una página web, una comunidad de investigadores…» Todo lo que nos permite crear redes, que los arqueólogos extranjeros vengan, conozcan las investigaciones, las dificultades, y den su ayuda, es para nosotros una tarea importante.
A. E.: ¿Parecería entonces que el lugar de la arqueología en su política de difusión cultural sea todavía relativamente reducido?
C. L.: Es reducido porque los especialistas no nos brindan informaciones, y porque nosotros no podemos saberlo ni conocerlo todo. Nuestro objetivo es la promoción cultural, pero si los profesionales no vienen a vernos para explicarnos los que hacen, a dónde van, etc., podemos difícilmente entrar en contacto con ellos y promover sus trabajos.
Lo que nos hace falta, es crear contactos, aquí y en el extranjero. Habría que reunir en esta mesa especialistas de la disciplina y decirles: “¿Qué van a hacer este año? ¿Dentro de dos años? ¿Dentro de tres años?” Se trata simplemente de coordinar con los arqueólogos, los museos, los centros especializados, y conocerse para preparar la promoción de sus diferentes eventos, trabajos, etc., hacerles conocer también en las embajadas y consulados para que los representen a ocasión de coloquios científicos internaciones, grandes exposiciones.
Por el momento, se trata del ámbito reservado de cada clan, y hasta que éstos no abran sus puertas, no podremos hacer nada y no habrá promoción cultural arqueológica posible. Porque, lastimosamente, no conocemos mucho tampoco acerca de la arqueología.
A. E.: ¿Cuáles son los proyectos que la Dirección de Promoción Cultural ha promovido u organizado recientemente en torno a la arqueología?
C. L.: Se trata esencialmente de grandes exposiciones. Tomamos contacto con el Banco Central, el INPC, o coleccionistas privados para que nos ayuden, por ejemplo, a responder al pedido del Estado español para la exhibición El Ecuador antiguo y tradicional en Madrid. Estamos aquí para promover y coordinar estas grandes exposiciones.
Pero esto no se termina aquí, pues se nos hacen llegar documentos básicos para promover los grandes centros de investigación ecuatorianos y la colaboración que necesitan. Las conferencias, las mesas redondas que se dan dentro del territorio o en el extranjero, las conocemos gracias a su página web, que nos informa. Por el momento, estamos en el nivel cero de la promoción cultural del patrimonio arqueológico en el extranjero.
A. E.: En lo referente al aspecto más legal (tráficos ilícitos, protección y recuperación de piezas robadas, etc.), ¿cuál es la política de la Dirección y/o del Ministerio?
C. L.: Para el Ministerio, se trata de reforzar nuestra cooperación con el INPC y con el INTERPOL, pues éste dispone de antenas que le permiten vigilar lo que pasa en el mundo.
Vamos por ejemplo a realizar una gran reunión con el Ministerio y el INPC para implementar una política común sobre las diferentes colecciones que han sido localizadas en el mundo. Preparamos además un presupuesto anual par el INPC, a fin de que pueda pagar los viajes para comprobación de la autenticidad de una pieza, los mecanismos legales (abogados, seguimientos…), ya que cuando se denuncia una pieza robada, que se trata de una subasta (empresa financiera), y que usted no comprueba rápidamente que esta venta incluye piezas ilegales, se vira la moneda y usted tiene que pagar el perjuicio económico hecho a los vendedores y a la venta. Naturalmente, hay que prever el regreso de las piezas, lo cual es muy costoso, pues no podemos valorarlas a nivel económico (seguros, condicionamientos, etc.).
Quisiéramos además definir con el INPC, nuestras embajadas y nuestros consulados, una política de protección del patrimonio ya que por el momento, ésta no existe. Nuestra política actual consiste en localizar las piezas robadas o extraídas ilegalmente del país. Pero no existe una política nacional de protección del patrimonio, y cabe crearla, en colaboración con el INPC.
A. E.: Cambiando de tema, ¿qué acogida dio la Dirección Cultural al sitio Internet Arqueología Ecuatoriana?
C. L.: Hubo dos etapas: primeramente, la acogida del sitio Internet. No hemos recibido las críticas clásicas, a saber “No podemos promoverlo, porque está sólo en español”. Al contrario, las críticas han sido muy positivas, pues el portal está traducido en los tres idomas de las Naciones Unidas. Lo cual es muy positivo para nosotros. Algunas de nuestras representaciones nos han ya enviado los nombres de las instituciones a las que han hecho llegar la dirección de su portal. Estamos todavía en la fase de información y difusión.
Vamos a fortalecer este eje para beneficiarnos de un seguimiento y mantener una buena coordinación. Promover páginas web es efectivamente un trabajo nuevo para nuestros consulados y embajadas. Hay una revolución tecnológica de por medio, que no es asequible a todos. A veces, las autoridades son ya mayores, y no entienden muy bien la importancia de disponer de este magnífico instrumento de comunicación, porque muchas veces, ni siquiera lo usan. Hay un problema generacional, por lo cual hay que insistir, convencer. Se trata de un fantástico instrumento de comunicación que forma parte de nuestra política de promoción del siglo XXI, una herramienta para que se pueda conocer mejor al Ecuador.
A. E.: ¿Cómo se imagina a la cooperación con nuestro portal dentro de uno o dos años?
C. L.: Para nosotros, lo importante no es el plazo. A través de ustedes, podremos conocer y contar con una síntesis de la arqueología ecuatoriana. Porque por el momento, no tenemos mejor instrumento para responder a la pregunta “¿Qué es la arqueología ecuatoriana?”
Dentro de unos o dos años, creo que se tendrá en el mundo un conocimiento de este sitio electrónico, y que se sabrá lo que es la arqueología ecuatoriana. Insistir, comunicar, convencer a los embajadores, a las embajadas y consulados, etc. Desde luego, esto depende también de ustedes, de la actualización del portal. Hay que seguir, porque, vuelvo y repito, son por ahora el único instrumento del cual disponemos para promover la arqueología ecuatoriana y contestar la pregunta “¿Qué es la arqueología ecuatoriana?”
Se podrá luego pasar a otra etapa de la colaboración. Una vez establecido el conocimiento de este sitio web en el mundo, sería interesante pensar junto en las acciones que podrían ser desplegadas para dar una mejor visibilidad y un mejor conocimiento a la arqueología ecuatoriana, especialmente en el campo de la cooperación, entre profesores, estudiantes, investigadores, etc. Sería ya otra etapa.
A. E.: De manera general, ¿cuáles son sus más grandes éxitos y fracasos a nivel de la política cultural, tanto en el Ecuador, como en el extranjero?
C. L. B.: Nuestro éxito más grande, es que tenemos material, hemos producido material. Acabamos por ejemplo de publicar un libro sobre más de 100 artistas plásticos ecuatorianos, en dos idiomas (español e inglés), que vamos a digitalizar. Este libro vendrá a completar lo que ya tenemos sobre el Ecuador: tendremos una visión general del Ecuador, Quito, la artesanía, todas las artes plásticas (pintura, escultura, collage…). Es para nosotros un gran éxito, sobre todo que hemos instaurado una página web con la Comisión de Conmemoraciones Cívicas, en donde los Internautas pueden descubrir las versiones digitalizadas de más de 60 obras de los más grandes autores ecuatorianos (escritos y biografías).
Nuestras limitaciones: el cine, desde luego, porque es una industria cara, porque entendemos muy bien que para promover sus películas, los autores necesitan fondos. Siempre estaremos atrasados en comparación con las producciones que salen cada año. Lo mismo ocurre con los documentales y corto-metrajes. En ese sentido, trabajamos intermitentemente, no hay una política de la película ecuatoriana, no hay promoción cultural. Con los diferentes premios ganados en los diversos festivales, estoy seguro que esto terminará ocurriendo.
Tenemos éxito cada vez que artistas se presentan en una feria internacional del libro, en un festival… porque es una vitrina del Ecuador la que está ahí.
Otra limitación: nosotros no podemos establecer una política cultural, porque trabajamos únicamente en lo que es la promoción. Por el momento, creamos nuestras propias exposiciones, nuestra propia representación hacia el extranjero, pero no hay una política cultural nacional definida y delimitada que nos permita avanzar.
Claro que la mayor frustración es que carecemos de medios para promover y dar a conocer la creatividad cultural ecuatoriana. En esto, la tecnología nos ayuda enormemente, pues no se puede participar en todas las grandes exposiciones y los grandes congresos mundiales. Pero la electrónica va a ayudarnos a promover la totalidad de la cultura ecuatoriana y de sus representantes.
A. E.: ¿Cómo se proyecta su misión dentro de 2, 3, o hasta 10 años? ¿Cuáles son las perspectivas de la política cultural ecuatoriana?
C. L.: Mi esperanza es que con la creación del Ministerio de la Cultura y una política cultural bien asentada, nos convirtamos en una proyección del Ministerio de Culturas hacia el exterior. Esto nos permitirá tener una base, un apoyo, para promover mejor al Ecuador. Estamos trabajando en relación muy estrecha con el Ministerio de Cultura para conseguir este resultado.
Hay también el desarrollo hacia el continente asiático, los países árabes. Sería muy interesante y muy importante para ustedes, pues no es sólo con el inglés que podremos darnos a conocer. Hay que conocer el idioma del otro. Y sería interesante para nosotros poder disponer de material y de traducciones en estos idiomas. Estamos de hecho ausentes de esos continentes a causa de nuestra falta de material en esos idiomas.
Además, en cuanto a diplomáticos, estamos sometidos a los cambios, y no sé en dónde estaré en el futuro, pero estemos en donde estemos, siempre seremos embajadores culturales. Vayamos a donde vayamos, tendremos siempre este interés por la promoción de la Cultura y los intercambios culturales. Estamos permanentemente promoviendo la cultura ecuatoriana.
Claude Lara Brozzesi es el actual Director General de la Dirección de Promoción Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador. Nos ofrece aquí su visión de la valoración, la promoción y la protección de la cultura, y más particularmente del patrimonio cultural, parte integrante de la identidad ecuatoriana, “indefinible” por naturaleza.
Entrevista con un hombre que afirma sin temores las verdades y las dificultades a las que se enfrenta, pero también las esperanzas que tiene en su trabajo cotidiano al servicio de la cultura ecuatoriana.
Entrevista con un hombre que afirma sin temores las verdades y las dificultades a las que se enfrenta, pero también las esperanzas que tiene en su trabajo cotidiano al servicio de la cultura ecuatoriana.
Arqueología Ecuatoriana: ¿Cuál es la misión de la Dirección de Promoción Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores?
Claude Lara: La Dirección de Promoción Cultural, tal como su nombre lo indica, tiene como primera misión la… “promoción cultural». Nuestra principal tarea es por ende la promoción cultural del Ecuador. A través de publicaciones, de películas, de libros, de música, etc. Difundimos por ejemplo libros sobre la música ecuatoriana, sobre Quito y Cuenca (patrimonios de la humanidad), sobre el patrimonio cultural y natural, así como sobre el Ecuador en general. Hemos digitalizado gran parte de este material: hemos asimismo realizado compilaciones de música ecuatoriana folclórica y popular, de vídeos, de libros sobre Quito (primera ciudad designada patrimonio mundial de la humanidad con Cracovia, Polonia), que están disponibles en las embajadas así como en nuestra página web.
También hemos deseado crear en cada embajada un fondo cinematográfico, y Luzuriaga, así como otros cineastas, nos han dado películas que han sido traducidas al inglés y al francés para festivales internacionales. Hemos colaborado con la reproducción de libros y de diversos documentos, a la instauración de páginas web y de bibliotecas virtuales, etc.
La otra vertiente de la promoción cultural pasa por los artistas. En primer lugar, hacerlos conocer, así como a sus obras, en nuestras embajadas y consulados. Luego, promoverlos en el extranjero, con ocasión de los diversos eventos culturales. Los consulados y embajadas llevan este trabajo a cabo en permanencia, y estamos a su disposición para responder a sus pedidos. Desde luego, esto siempre implica dificultades, en lo que se refiere a los fondos, por ejemplo: tenemos un presupuesto extremadamente reducido. Lo mismo ocurre con nuestras embajadas. Debemos por lo tanto trabajar con empresas, auspiciantes, mecenas, etc. He aquí los dos grandes puntos de la promoción cultural hacia el extranjero.
Hay también un papel para la Dirección de Promoción Cultural dentro del país. Los planteles educativos extranjeros (colegios francés, alemán, americano…) van a recibir nuestras publicaciones, discos, libros, videos. Claro que dichas instituciones van a promover sus propias culturas, sus propios idiomas, pero deseamos que tengan también un fondo documental cultural sobre el Ecuador. Hemos actuado de la misma forma con los organismos y asociaciones internacionales (la Unión Latina por ejemplo, encargada de promover la cultura latina), las embajadas extranjeras y los ministerios de relaciones exteriores de otros países, para que puedan también promover al Ecuador para sus diplomáticos y compatriotas.
Ofrecemos asimismo obras a las escuelas y colegios ecuatorianos. Hace poco, por ejemplo, estuvimos en Huigra con ocasión del aniversario de su fundación; hemos donado más de 750 obras a los planteles de la zona acerca del Ferrocarril más difícil del mundo. Hemos invitado al Cónsul estadounidense, porque sin la ayuda de los ingenieros estadounidenses, este ferrocarril nunca habría sido construido.
En resumidas cuentas, tenemos una acción “externa” – la más importante, naturalmente- pero también una acción interna, a través de la colaboración con las diversas comisiones culturales estatales (Conmemoraciones Cívicas…). Muchas veces, el Ministerio de Relaciones Exteriores es percibido como lejano, por lo cual tratamos –a nivel del país- de reducir esta distancia y de aportar con nuestras capacidades.
A. E.: ¿Cuál es la visión de la Dirección de Promoción Cultural sobre el patrimonio cultural, su valoración y su protección?
C. L.: Hoy en día, se trata de algo nuevo y muy importante. La promoción del patrimonio se vuelve un tema cada vez más dominante para la Dirección de Promoción Cultural y la política de promoción cultural del Ecuador.
Como es de su conocimiento, el organismo responsable del patrimonio arqueológico es el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). Tenemos sin embargo un papel de información y de coordinación con el INPC y el INTERPOL.
Pedimos luego a nuestras embajadas y consulados que identifiquen todas las ventas ilegales o consideradas como tales, para disponer – como mínimo – de una información global para compartirla con el INTERPOL, acerca de las ventas ilegales de objetos de arte de origen ecuatoriana, y más generalmente, de todo lo que se refiere al patrimonio.
Tenemos asimismo un papel de coordinación de la lucha en contra del robo y de la venta del patrimonio ecuatoriano. De hecho, tan pronto las colecciones son localizadas, ayudamos al INPC a identificar estas piezas. Especialistas tienen que desplazarse; lo cual es costoso y difícilmente realizable, porque el INPC dispone de medios muchas veces muy limitados.
Recientemente, en colaboración con el departamento de protección del patrimonio de la policía italiana, hemos recuperado 170 piezas en Milano. El Banco Central ha realizado una exposición sobre estas piezas, repatriadas en el 2005. Por su cuenta, los Carabineros italianos han organizado un seminario sobre la protección del patrimonio en colaboración con la Unión Latina así como de las diferentes autoridades ecuatorianas.
La protección del patrimonio es un tema que crea cada vez más interés, porque el tráfico ilegal es muy poderoso, muy adinerado, y el Estado ecuatoriano no siempre tiene los medios ni las facilidades de las cuales disponen los comanditarios de este tráfico. Nuestra misión es, en primer término, identificar estas piezas, luego hacerlas autentificar y lanzar todas las acciones legales para bloquear las ventas, demostrar que los vendedores son traficantes – y no es fácil-, justificar la autenticidad de las piezas y de su salida ilegal del territorio, cuando no existe ningún registro sino más bien algunas disposiciones legales generales que prohiben la salida de piezas arqueológicas del territorio ecuatoriano.
A. E.: En lo referente a la promoción del patrimonio, ¿qué perspectiva tiene de la promoción del patrimonio cultural en el extranjero? ¿Existen políticas especiales en función de cada país?
C. L.: La realizamos a través de la cultura en general y de los medios que están en nuestra disposición (páginas web, discos, publicaciones, películas). Pero hay un fenómeno que acaba de presentarse, me refiero a la creación del Ministerio de Cultura. Antes, el sistema ecuatoriano de promoción cultural era totalmente descentralizado: el municipio de Quito hace algo, la Casa de la Cultura Ecuatoriana tiene núcleos en cada provincia, el Ministerio de Educación tiene a su vez numerosas comisiones.
El Ministerio de Cultura debe centralizar y crear lo que aún no tenemos: una política pública de valoración, de promoción y de protección del patrimonio. Porque con la descentralización, ningún organismo tenía ni los medios, ni el personal, ni las capacidades para tener una visión, un conocimiento de todo el patrimonio cultural ecuatoriano.
El Ministerio de Cultura está en vías de creación. Recibió los fondos para iniciar ya algunas acciones y será, sin duda alguna, el centro de la promoción y valoración culturales. Tendrá que saber lo que pasa en gran parte del país para realizar catálogos, archivos, así como a dar las primeras directivas. Antes, éramos el organismo centralizador de una centralización que no existía. Pero ahora, trabajamos en estrecha relación con el Ministerio de Cultura. El Ministerio de Cultura tendrá esta tarea y sólo tendremos que proyectar hacia el exterior las grandes líneas y acciones concretas que el Ministerio de Cultura nos va a señalar. Estamos actualmente en una fase de coordinación, de elaboración y de formación para compartir nuestra experiencia y nuestra documentación en lo que se refiere a la política del Ministerio de Cultura. Pienso que dentro de dos a tres años, el Ministerio de Cultura estará bien asentado, con su personal y sus equipos, y habrá obtenido un aura político y cultural nacional que le permitirá definir su política y su papel con mayor precisión de cara al conjunto de los actores implicados.
A. E.: Estos últimos tiempos, se habla mucho de «Identidad cultural». ¿Qué opina al respecto? ¿Cómo maneja la Dirección de Promoción Cultural este concepto?
C. L.: Nosotros los diplomáticos, sentimos que la noción de «Identidad cultural» es un tema preponderante. Buscamos saber quienes somos. Es un tema a la vez misterioso e infinito.
Se considera que no se hace lo suficiente al respecto. Que no se sabe muy bien lo que se hace, hacia dónde se va. Pero esto forma parte de la problemática cultural. No hay que preocuparse mucho al respecto. Ningún individuo, ninguna nación, ningún país, puede decir: “Yo soy A, B,C.”, porque la Identidad Cultural es indefinible. Pero participamos activamente al intento de definir esta identidad.
En lo referente a la promoción, no pretendemos decir: “El ecuatoriano o la ecuatoriana, es A,B,C,D.”. Lo que podemos decir, es que el Ecuador “es más de 10.000 años de cultura, es esto en literatura, esto en arqueología…” Les damos el material del cual disponemos para poder, todo juntos, - ecuatorianos y extranjeros -, debatir con la finalidad de contestar estas preguntas: ¿cuál era la identidad ecuatoriana en el siglo XIX? ¿en el siglo XX? ¿antes? A ustedes les corresponde debatir al respecto. Nosotros no buscamos conseguir el monopolio del tema. No somos competentes para eso. Lo que nos interesa, es que ustedes dispongan de todo el material para tratar de definir nuestra identidad, aquí y en el extranjero.
A. E.: ¿Cuáles son las relaciones que mantiene la Dirección de Promoción Cultural con las demás instituciones a cargo del Patrimonio Cultural dentro y fuera del país?
C. L.: Son de dos tipos. Aquellas con las cuales colaboramos constantemente, y aquellas con las cuales deseamos mantener vigente esta colaboración.
Las principales instituciones, y ya lo hemos mencionado, son el Banco Central, el INPC, la Casa de la Cultura, etc. Sencillamente pedimos su colaboración para promover sus actividades en el exterior. Tenemos por ejemplo un convenio con la Casa de la Cultura en torno a sus publicaciones. Cada año, enviamos las obras publicadas a nuestras embajadas, quienes las reparten luego entre las bibliotecas extranjeras. Con el Ministerio de Educación, aportamos una información cultural dentro del país.
Buscamos tener más contacto con el Ministerio de Cultura. Nuestra esperanza es que se convierta realmente en el centro de la cultura ecuatoriana. No será fácil porque hemos siempre vivido en un sistema descentralizado. Esto va a crear fricciones entre los diferentes organismos. Esperamos que el Ministerio de Cultura defina pronto una política nacional para los cuatro próximos años que va a durar el mandato de este gobierno. Esto es muy importante, porque el sistema descentralizado no permite la organización ni la gestión de una política cultural a mediano plazo. De hecho, cada Director de Promoción Cultural hace lo que le parece interesante para la promoción del país, sin concertación con las demás instituciones.
A. E.: Luego, ¿no existe ningún seguimiento o lógica en la política de promoción cultural? ¿Ningún vínculo entre sus actores? ¿Ninguna política a mediano y largo plazo?
C. L.: Es el inconveniente de un sistema descentralizado. Porque en este sistema, todos los actores hacen su propia promoción. Esto presenta no obstante una ventaja: existe un gran dinamismo, todo el mundo participa. Pero el inconveniente principal sigue siendo el mismo: frente a esta promoción variada, diferente, y frente a los actores en juego, uno se pierde por completo: el un año promovemos La Tolita, y el siguiente, el cine.
Es además casi imposible coordinar a todos estos actores porque no tenemos las posibilidades, no tenemos el tiempo necesario, y cada uno quiere defender al instituto al cual pertenece.
A. E.: ¿Tienen legalmente la posibilidad de imponer una política cultural al conjunto de los actores presentes?
C. L.: No. Pero los contactamos a través de las comisiones mixtas, o cuando un país extranjero desea llevar a cabo un programa de acción a lo largo de dos o tres años. En este caso, ponemos a su consideración el pedido del Estado en cuestión: ¿qué pueden proponer en cine, en música, en literatura? En este caso, todas las partes deben ponerse de acuerdo, juntas.
Si dispusiéramos de una política nacional, de la cual esperamos beneficiar gracias al Ministerio de Cultura, todo sería diferente, porque, en este caso, la política cultural estaría definida a lo largo de los cuatro años que dura el mandato del gobierno, así como sobre un tema preciso –por ejemplo el bicentenario de la independencia -, que podría ser interpretado en los diferentes ámbitos culturales (literatura, bellas artes, cine, músicas, teatro…) ligados al tronco común. Esta organización sería mucho más flexible.
Por el momento, estamos en una fase de transición, trabajamos en la coordinación de sistemas para una mejor promoción del Ecuador.
A. E.: ¿Qué acogida fue dada por los países extranjeros a esta promoción, a nivel del patrimonio cultural en general, y más particularmente, de la arqueología?
C. L.: En general, es muy buena, pero tenemos también ciertas limitaciones. Debido a que nuestro material de promoción es publicado y reproducido en español y en inglés exclusivamente, tenemos el problema de los idiomas, pues no es cierto que el inglés domine todo. Está presente en un cierto nivel social únicamente. Lastimosamente, no tenemos la posibilidad de traducir nuestro material al chino, al japonés, al ruso, al coreano. Esto nos hace mucha falta, a pesar de las pocas posibilidades que se nos presentan ocasionalmente. Nuestra embajada en Rusia, por ejemplo, ha traducido toda la lista de obras de arte robadas presentes en el sitio Internet del INPC. Pero son casos extremadamente raros. La barrera de la lengua es un problema serio y estamos muy conscientes que llegamos sólo a algunas esferas de la sociedad. Y más que nada, no somos los únicos. Todos los Estados buscan promover su cultura, especialmente los países que disponen de una gran industria cultural. Es difícil luchar, pero, felizmente, está la tecnología, lo hemos mencionado ya, verdadero medio de promoción que, a menor costo, nos permite de ir a todo lado y de ser conocido.
Es para nosotros el gran desafío de este comienzo de siglo XXI. En el siglo XX, el Ecuador ha hecho un esfuerzo: hacerse conocer, pero el gran desafío del siglo XXI, es que gracias a la tecnología, se pueda decir en dónde está el Ecuador, que se conozcan los rasgos principales de su cultura, que se sepa quiénes son sus habitantes, que hablan español, quichua, etc.
Por su parte, la arqueología es un fenómeno nuevo. Antes que nada, felicitaciones por su portal Internet. Es una formidable herramienta que hemos difundido a través de nuestras embajadas y consulados, y vamos a seguir haciéndolo ya que nuestro principal obstáculo, el idioma es casi inexistente, puesto que está disponible en español, en inglés y en francés. Empezar por la valoración y la promoción de la arqueología desde estos tres idiomas, es ya una cobertura sobre los mundos europeo, americano y asiático, lo cual es importante para nosotros. Esperemos que posteriormente, el chino y el ruso se añadirán. Naturalmente, hubo exposiciones organizadas en otros países durante las últimas décadas, libros traducidos en diferentes idiomas acerca de la arqueología ecuatoriana, etc. Pero un portal dinámico, vivo, es la primera vez, y para nosotros, esto representa un gran apoyo para la promoción cultural. La época precolombina es un periodo muy interesante y existe cierto orgullo nacional al afirmar que estuvimos en este territorio hace 5.000 o 10.000 años antes de Cristo. La cantidad de países que pueden afirmar esto es reducida en el continente.
Un portal de esta calidad nos permite reforzar nuestra identidad nacional. Además, si se toma en cuenta el atractivo turístico de la arqueología, nos permite también fortalecer el interés de los extranjeros para que vengan a visitarnos y conocernos. En esto, la arqueología, al igual que las demás materias culturales, es fundamental.
A. E.: ¿Cómo perciben los extranjeros a la arqueología en el Ecuador, de acuerdo a lo que han visto y escuchado en sus países de origen?
C. L.: Es una pregunta difícil, pues no disponemos de estadísticas. Tomemos el ejemplo de una exposición arqueológica en el extranjero; está “muerta”. Cierto es que los diversos objetos que se ven ahí están bien presentados, bien explicados, con bonitos mapas. Falta no obstante lo esencial: ¿en dónde estaban estos objetos? ¿quiénes los usaban? ¿cómo se dio su evolución en relación a la gente que vivía ahí, en el Ecuador?
Obviamente, cuando los extranjeros vienen al Ecuador, vuelven a ver museos arqueológicos, pero a finales de cuenta, ven al objeto en su medio geográfico y humano. Según lo que he podido escuchar, es para ellos una revelación: encuentran guías, descubren sitios asociados a estos artefactos. Para ellos, se trata de un redescubrimiento de estos objetos en el país mismo, lo cual la gente aprecia considerablemente, ya que esto prolonga el primer contacto que habían tenido con el Ecuador en su país. Los dos aspectos se complementa, pues nuestros visitantes se preguntan a menudo por qué se habla tan poco de este país, que crea objetos, vestimentas, herramientas tan bien hechos, tan bien conservados, realizados en materiales muy difíciles de trabajar.
A. E.: Para seguir con el tema de las exposiciones, aquellas que ustedes organizan en el exterior – o a las cuales ustedes de hallan asociados -, ¿son acaso recibidas por el público con un verdadero interés? ¿Existe realmente algún entusiasmo por parte del público hacia la(s) cultura(s) ecuatoriana(s)?
C. L.: La experiencia de la Dirección Cultural me hace contestar que sí, porque existen numerosos clichés en torno a América Latina. Existen grandes países (Argentina, Brasil, Chile, Perú), y la gente está cansada de ver sistemáticamente la misma cosa. Claro que estos países disponen de una cultura inmensa. La gente quiere ver otra cosa, y la tecnología se lo permite.
El Ecuador tiene la ventaja de ser un país que ofrece una diversidad cultural muy rica, en una superficie reducida, lo cual permite a los turistas ver tres mundos en una semana, pues no existe el obstáculo de las distancias. Jugamos esta misma carta: puede ver lo precolombino, arte colonial y contemporáneo en muy poco tiempo, en una semana o diez días, y esto es muy apreciado. Los medios buscan asimismo saber lo que pasa fuera de los grandes países del sub-continente. Hoy en día, no es difícil conseguir información acerca del Ecuador, a través de Internet, de las bibliotecas, de la música, las películas, etc.
Las exposiciones sobre el Ecuador son siempre un éxito, pero lo que se puede deplorar, es que no sean muy numerosas, y esto debido a varias razones, como el financiamiento y la ausencia de una política cultural nacional. Este momento debemos definir esta política para el periodo que va a durar el mandato del gobierno, y para identificar a los países que vamos a tomar como objetivos y los desplazamientos de estas exposiciones a través de los continentes. Sería ante todo sobre pedido de los embajadores y cónsules, y en función de la actualidad del país (conmemoraciones, descubrimientos científicos, festivales, etc.). Nos hace falta una red continua de exposiciones acerca del Ecuador. En este ámbito, todo queda aún por hacer.
A.E.: Lo mencionamos ya anteriormente, pero ¿desde hace cuánto tiempo la arqueología forma parte de la política de difusión cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores?
C. L.: Es algo totalmente nuevo. No tengo recelo en decir que en esto, su página web ha sido fundamental. Porque antes, desde luego, hacíamos conocer a arqueólogos, y a las culturas de la arqueología ecuatoriana, pero era sobre todo a través de exposiciones de conmemoraciones de grandes arqueólogos ecuatorianos o extranjeros, etc. El mundo arqueológico daba la impresión de que, con la Dirección de Promoción Cultural, había muy poco interés, que cada arqueólogo hacía la promoción de su institución, de su universidad, de su grupo… Esto parecía suficiente, las grandes instituciones – tales como el INPC o el Banco Central – servían únicamente a informar que existía una arqueología ecuatoriana, piezas y culturas arqueológicas, grupos de arqueólogos, y pare de contar.
Mientras que ahora, con la página web Arqueología Ecuatoriana, esperamos que los medios universitarios, profesionales, y los editores de obras de arqueología vayan a colaborar más estrechamente con la Dirección de Promoción Cultural. Es un fenómeno nuevo, que aplaudimos con entusiasmo, pero los arqueólogos y las instituciones tendrían que venir a vernos para que podamos dar a conocer mejor a la arqueología ecuatoriana a través de los artefactos excavados.
Un ejemplo muy simple: los arqueólogos participan en conferencias en todo el mundo, pero nunca vienen para avisarnos o para ser recibidos en las embajadas, pedir ayuda para presentar piezas, publicaciones, vídeos, etc. Por el momento, no tenemos la posibilidad de hacer una agenda y un seguimiento de estas conferencias y mesas redondas. Nunca estamos informados. Los arqueólogos no vienen a vernos cuando, con ocasión de un congreso por ejemplo, podrían contactarse con nuestras embajadas, para recibirlos, conocerlos, y definir planes de acción y de promoción de la arqueología ecuatoriana en ese país, etc.
Lastimosamente, en ese nivel, no hay contactos todavía. Pero en mi criterio, los centros culturales, los arqueólogos, aspiran a que sus conferencias sean conocidas. Si tales contactos existiesen, podríamos, a través de nuestras embajadas, crear una política de promoción arqueológica del Ecuador. Esto no existe porque los especialistas y las instituciones de investigación arqueológica no nos hacen llegar sus trabajos, publicaciones o proyectos. No disponemos de información alguna.
A. E.: ¿No dispone absolutamente de ningún contacto, de ninguna información?
C. L.: No, y todo queda aún por hacer. Ya que ustedes están en el medio arqueológico, sería deseable que transmitan el mensaje. Que los profesores, los expertos, los especialistas, los museólogos vengan y nos digan: “Tenemos tres congresos este año, en el Perú, en México, en Colombia, en estas universidades. ¿Qué puede hacer la Dirección Cultural? ” De esta manera, podríamos hacerlos conocer a la prensa nacional y extranjera durante el congreso, organizar ruedas de prensa, ponerlos en relación con los medios arqueológicos y las universidades que conocemos en esos países, encontrar fuentes de financiamiento… Toda esa red queda por armar todavía.
A. E.: ¿Todo queda entonces por construir?
C. L.: No, no todo, pero la parte humana digamos. Lo que me parece criticable, es que no estemos para nada al tanto de las conferencias, mesas redondas, exposiciones de pequeño o mediano impacto que se dan en el exterior, organizadas por la comunidad científica ecuatoriana.
A.E.: ¿Ocurre lo mismo con los museos?
C. L.: Sí y no. Los museos nos hacen llegar sus boletines informativos. Pero no es la panacea. Siempre es mejor ver a los responsables. Algunos vienen. Hemos por ejemplo ayudado a los organizadores de la exposición sobre los grandes pintores de España, en el Centro Cultural de la Universidad Católica de Quito. Pero por ese lado, el contacto es difícil. Nadie toma la iniciativa de venir y pedirnos en qué podemos ayudar en las programaciones de exposiciones y de eventos culturales. Es una pena.
Volviendo al tema de los arqueólogos, si conociéramos los ciclos de conferencias de las universidades, podríamos ponerlos en contacto con nuestras embajadas, preparar un plan de acción común y ayudarlos en muchos aspectos, aprovechar para hacer donaciones de libros, al centro de documentación de la Universidad que nos recibe, etc. De esta manera, cada año, se podría realizar una colaboración en este sentido. No podemos hacer arqueología en su lugar –no es nuestro campo de acción -, pero podemos enriquecer sus actividades de valoración y hacerlas conocer. Esto hace falta, y sería fantástico si ustedes pudiesen interesar a sus pares dentro de este proceso. La Dirección de Promoción Cultural y las embajadas están a su servicio, los diplomáticos son sus representantes. Pueden ayudarles a armar ciclos de conferencias, exposiciones, facilitarles las gestiones para trabajar en el país. Una vez esta organización implementada, los diplomáticos podrán proponer la realización de actividades organizadas en otro país o en otra ciudad, así como promover sus actividades en los países extranjeros, cuando son solicitados acerca de estos temas por los Estados, las universidades, los museos. Estamos listos, pero necesitamos información y contactos humanos, por supuesto.
A.E.: ¿Cómo se percibe a la arqueología en la Dirección General del Ministerio de Relaciones Exteriores?
C. L.: Lo que nos interesa realmente en la arqueología, es que se hable del Ecuador y de su historia. Nuestro objetivo, es promover todo lo ecuatoriano…
A.E.: Pero esta promoción, ¿es la Dirección General del Ministerio de Relaciones Exteriores que la pide, o se trata de su propia iniciativa?
C. L.: Ambas cosas. La arqueología nos interesa particularmente en el sentido en que las naciones pueden conocer su historia, su origen, su historia: “¿Quién soy?” “¿Quién era antes?” “¿Qué pasó desde los principios hasta la actualidad?» Todo el mundo se hace estas mismas preguntas, que seamos chinos, japoneses, franceses o argelinos. Lo bueno es que al plantearse la pregunta «¿Quién soy?”, se plantea al mismo tiempo la pregunta “Y tú, ¿quién eres?” Lo que implica automáticamente un “¿De dónde vienes?» ¿Cuál es tu cultura?» ¿Cómo ha evolucionado?» Se crea así un diálogo intercultural y en esto, la arqueología es fundamental para nosotros, porque es la letra “A” del alfabeto cultural. Es por medio de ella que podemos decir “aquí comienza nuestra identidad cultural”.
Tenemos la voluntad de crear colaboraciones: “Quieres investigar en el Ecuador. Hay sitios, institutos de investigación, universidades. Ven, conócelos, visítalos. Hay una página web, una comunidad de investigadores…» Todo lo que nos permite crear redes, que los arqueólogos extranjeros vengan, conozcan las investigaciones, las dificultades, y den su ayuda, es para nosotros una tarea importante.
A. E.: ¿Parecería entonces que el lugar de la arqueología en su política de difusión cultural sea todavía relativamente reducido?
C. L.: Es reducido porque los especialistas no nos brindan informaciones, y porque nosotros no podemos saberlo ni conocerlo todo. Nuestro objetivo es la promoción cultural, pero si los profesionales no vienen a vernos para explicarnos los que hacen, a dónde van, etc., podemos difícilmente entrar en contacto con ellos y promover sus trabajos.
Lo que nos hace falta, es crear contactos, aquí y en el extranjero. Habría que reunir en esta mesa especialistas de la disciplina y decirles: “¿Qué van a hacer este año? ¿Dentro de dos años? ¿Dentro de tres años?” Se trata simplemente de coordinar con los arqueólogos, los museos, los centros especializados, y conocerse para preparar la promoción de sus diferentes eventos, trabajos, etc., hacerles conocer también en las embajadas y consulados para que los representen a ocasión de coloquios científicos internaciones, grandes exposiciones.
Por el momento, se trata del ámbito reservado de cada clan, y hasta que éstos no abran sus puertas, no podremos hacer nada y no habrá promoción cultural arqueológica posible. Porque, lastimosamente, no conocemos mucho tampoco acerca de la arqueología.
A. E.: ¿Cuáles son los proyectos que la Dirección de Promoción Cultural ha promovido u organizado recientemente en torno a la arqueología?
C. L.: Se trata esencialmente de grandes exposiciones. Tomamos contacto con el Banco Central, el INPC, o coleccionistas privados para que nos ayuden, por ejemplo, a responder al pedido del Estado español para la exhibición El Ecuador antiguo y tradicional en Madrid. Estamos aquí para promover y coordinar estas grandes exposiciones.
Pero esto no se termina aquí, pues se nos hacen llegar documentos básicos para promover los grandes centros de investigación ecuatorianos y la colaboración que necesitan. Las conferencias, las mesas redondas que se dan dentro del territorio o en el extranjero, las conocemos gracias a su página web, que nos informa. Por el momento, estamos en el nivel cero de la promoción cultural del patrimonio arqueológico en el extranjero.
A. E.: En lo referente al aspecto más legal (tráficos ilícitos, protección y recuperación de piezas robadas, etc.), ¿cuál es la política de la Dirección y/o del Ministerio?
C. L.: Para el Ministerio, se trata de reforzar nuestra cooperación con el INPC y con el INTERPOL, pues éste dispone de antenas que le permiten vigilar lo que pasa en el mundo.
Vamos por ejemplo a realizar una gran reunión con el Ministerio y el INPC para implementar una política común sobre las diferentes colecciones que han sido localizadas en el mundo. Preparamos además un presupuesto anual par el INPC, a fin de que pueda pagar los viajes para comprobación de la autenticidad de una pieza, los mecanismos legales (abogados, seguimientos…), ya que cuando se denuncia una pieza robada, que se trata de una subasta (empresa financiera), y que usted no comprueba rápidamente que esta venta incluye piezas ilegales, se vira la moneda y usted tiene que pagar el perjuicio económico hecho a los vendedores y a la venta. Naturalmente, hay que prever el regreso de las piezas, lo cual es muy costoso, pues no podemos valorarlas a nivel económico (seguros, condicionamientos, etc.).
Quisiéramos además definir con el INPC, nuestras embajadas y nuestros consulados, una política de protección del patrimonio ya que por el momento, ésta no existe. Nuestra política actual consiste en localizar las piezas robadas o extraídas ilegalmente del país. Pero no existe una política nacional de protección del patrimonio, y cabe crearla, en colaboración con el INPC.
A. E.: Cambiando de tema, ¿qué acogida dio la Dirección Cultural al sitio Internet Arqueología Ecuatoriana?
C. L.: Hubo dos etapas: primeramente, la acogida del sitio Internet. No hemos recibido las críticas clásicas, a saber “No podemos promoverlo, porque está sólo en español”. Al contrario, las críticas han sido muy positivas, pues el portal está traducido en los tres idomas de las Naciones Unidas. Lo cual es muy positivo para nosotros. Algunas de nuestras representaciones nos han ya enviado los nombres de las instituciones a las que han hecho llegar la dirección de su portal. Estamos todavía en la fase de información y difusión.
Vamos a fortalecer este eje para beneficiarnos de un seguimiento y mantener una buena coordinación. Promover páginas web es efectivamente un trabajo nuevo para nuestros consulados y embajadas. Hay una revolución tecnológica de por medio, que no es asequible a todos. A veces, las autoridades son ya mayores, y no entienden muy bien la importancia de disponer de este magnífico instrumento de comunicación, porque muchas veces, ni siquiera lo usan. Hay un problema generacional, por lo cual hay que insistir, convencer. Se trata de un fantástico instrumento de comunicación que forma parte de nuestra política de promoción del siglo XXI, una herramienta para que se pueda conocer mejor al Ecuador.
A. E.: ¿Cómo se imagina a la cooperación con nuestro portal dentro de uno o dos años?
C. L.: Para nosotros, lo importante no es el plazo. A través de ustedes, podremos conocer y contar con una síntesis de la arqueología ecuatoriana. Porque por el momento, no tenemos mejor instrumento para responder a la pregunta “¿Qué es la arqueología ecuatoriana?”
Dentro de unos o dos años, creo que se tendrá en el mundo un conocimiento de este sitio electrónico, y que se sabrá lo que es la arqueología ecuatoriana. Insistir, comunicar, convencer a los embajadores, a las embajadas y consulados, etc. Desde luego, esto depende también de ustedes, de la actualización del portal. Hay que seguir, porque, vuelvo y repito, son por ahora el único instrumento del cual disponemos para promover la arqueología ecuatoriana y contestar la pregunta “¿Qué es la arqueología ecuatoriana?”
Se podrá luego pasar a otra etapa de la colaboración. Una vez establecido el conocimiento de este sitio web en el mundo, sería interesante pensar junto en las acciones que podrían ser desplegadas para dar una mejor visibilidad y un mejor conocimiento a la arqueología ecuatoriana, especialmente en el campo de la cooperación, entre profesores, estudiantes, investigadores, etc. Sería ya otra etapa.
A. E.: De manera general, ¿cuáles son sus más grandes éxitos y fracasos a nivel de la política cultural, tanto en el Ecuador, como en el extranjero?
C. L. B.: Nuestro éxito más grande, es que tenemos material, hemos producido material. Acabamos por ejemplo de publicar un libro sobre más de 100 artistas plásticos ecuatorianos, en dos idiomas (español e inglés), que vamos a digitalizar. Este libro vendrá a completar lo que ya tenemos sobre el Ecuador: tendremos una visión general del Ecuador, Quito, la artesanía, todas las artes plásticas (pintura, escultura, collage…). Es para nosotros un gran éxito, sobre todo que hemos instaurado una página web con la Comisión de Conmemoraciones Cívicas, en donde los Internautas pueden descubrir las versiones digitalizadas de más de 60 obras de los más grandes autores ecuatorianos (escritos y biografías).
Nuestras limitaciones: el cine, desde luego, porque es una industria cara, porque entendemos muy bien que para promover sus películas, los autores necesitan fondos. Siempre estaremos atrasados en comparación con las producciones que salen cada año. Lo mismo ocurre con los documentales y corto-metrajes. En ese sentido, trabajamos intermitentemente, no hay una política de la película ecuatoriana, no hay promoción cultural. Con los diferentes premios ganados en los diversos festivales, estoy seguro que esto terminará ocurriendo.
Tenemos éxito cada vez que artistas se presentan en una feria internacional del libro, en un festival… porque es una vitrina del Ecuador la que está ahí.
Otra limitación: nosotros no podemos establecer una política cultural, porque trabajamos únicamente en lo que es la promoción. Por el momento, creamos nuestras propias exposiciones, nuestra propia representación hacia el extranjero, pero no hay una política cultural nacional definida y delimitada que nos permita avanzar.
Claro que la mayor frustración es que carecemos de medios para promover y dar a conocer la creatividad cultural ecuatoriana. En esto, la tecnología nos ayuda enormemente, pues no se puede participar en todas las grandes exposiciones y los grandes congresos mundiales. Pero la electrónica va a ayudarnos a promover la totalidad de la cultura ecuatoriana y de sus representantes.
A. E.: ¿Cómo se proyecta su misión dentro de 2, 3, o hasta 10 años? ¿Cuáles son las perspectivas de la política cultural ecuatoriana?
C. L.: Mi esperanza es que con la creación del Ministerio de la Cultura y una política cultural bien asentada, nos convirtamos en una proyección del Ministerio de Culturas hacia el exterior. Esto nos permitirá tener una base, un apoyo, para promover mejor al Ecuador. Estamos trabajando en relación muy estrecha con el Ministerio de Cultura para conseguir este resultado.
Hay también el desarrollo hacia el continente asiático, los países árabes. Sería muy interesante y muy importante para ustedes, pues no es sólo con el inglés que podremos darnos a conocer. Hay que conocer el idioma del otro. Y sería interesante para nosotros poder disponer de material y de traducciones en estos idiomas. Estamos de hecho ausentes de esos continentes a causa de nuestra falta de material en esos idiomas.
Además, en cuanto a diplomáticos, estamos sometidos a los cambios, y no sé en dónde estaré en el futuro, pero estemos en donde estemos, siempre seremos embajadores culturales. Vayamos a donde vayamos, tendremos siempre este interés por la promoción de la Cultura y los intercambios culturales. Estamos permanentemente promoviendo la cultura ecuatoriana.
**Ver la versión original de esta entrevista en el portal Arqueología Ecuatoriana
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