Por Claude Lara (in "Revista AFESE" N.5-6 Nov. y Dic. 1985, págs. 13-16)
En Ginebra, durante la primera ronda de negociaciones sobre reducción de armas nucleares entre los EE.UU. y la Unión Soviética, se vulgarizó y comentó en plaza pública esta frase: la guerra de las estrellas. Es necesario, luego de la Conferencia de las siete potencias en Bonn y del segundo encuentro de los dos grandes en Suiza, aclarar ciertos puntos antes de analizar el impacto que causa esta nueva concepción estratégica.
Por lo cual, el proyecto "Alta Frontera" precedía a la IDE tanto en su definición técnica como en su formulación politico-estratégica. Se trataba de abandonar en esta época el concepto de destrucción mutua aseguada para sustituirla con aquel de supervivencia mutua asegurada, gracias a ese escudo, que volvería los misiles nucleares superfluos o casi ineficaces. Ironía de la historia: examinado el proyecto en noviembre de 1982, por el Sr. Caspar Weinberger (quien ahora presiona a los europeos para que participen en la investigación acerca de la IDE) escribió en aquel entonces que este plan "no era científicamente realizable ". Esta rápida presentación, necesaria para dar a conocer la IDE, muestra que los aportes científicos e industriales introducidos en una nueva aproximación estratégica podrían "cambiar el curso de la historia de la humanidad" según el Presidente Reagan.
En Ginebra, durante la primera ronda de negociaciones sobre reducción de armas nucleares entre los EE.UU. y la Unión Soviética, se vulgarizó y comentó en plaza pública esta frase: la guerra de las estrellas. Es necesario, luego de la Conferencia de las siete potencias en Bonn y del segundo encuentro de los dos grandes en Suiza, aclarar ciertos puntos antes de analizar el impacto que causa esta nueva concepción estratégica.
LA GUERRA DE LAS ESTRELLAS
La expresión guerra de las estrellas, inventada por los periodistas norteamericanos, aun si es futurista y anuncia ya en nuestro presente al siglo próximo, no tiene una relación verdadera con el proyecto del Presidente Ronald Reagan: la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), expuesto el 27 de marzo de 1983. La idea central es, según el primer mandatario estadounidense: "inventar una arma no nuclear que no destruye a la gente, sino que impida a los misiles alcanzar su blanco". Para ganar precisión, la IDE tiene coma objetivo imposibilitar el lanzamiento de los misiles con cabezas nucleares, armas las más poderosas y destructoras del arsenal nuclear y por consiguiente verdaderas pesadillas humanas.
Esa revolución estratégica, el regreso de la superioridad defensiva sobre la ofensiva, permitiría terminar con un extraño sistema de seguridad fundamentando sobre la vulnerabilidad libremente consentida o sobre un pacto de suicidio mutuo. El equilibrio del terror, consecuencia de este juego, impide tomar la iniciativa de un primer choque atómico porque si se puede destruir al adversario, es exponer su propio territorio a una réplica tal que le aniquilaría totalmente. Esta estrategia de la Destrucción Mutua Asegurada, MAD en inglés, que por una extraña coincidencia significa loco, a pesar de todo, aseguró en esas últimas décadas la paz mundial, entonces ¿por qué cambiar de estrategia? Un experto, el coronel Geste respondió: "todas las estrategias funcionan en tiempo de paz. La disuasión de la línea Maginot funcionó muy bien hasta la segunda guerra mundial. Se confunde el efecto con la causa. La disuación es un efecto. La causa es una buena defensa. La estrategia MAD no responde a la pregunta: ¿qué hacemos si la disuasión fracasa?".
REVOLUCION DOCTRINARIA
Este cambio de doctrina intervino cuando los expertos norteamerianos comprobaron que desde hace 12 años, los soviéticos habían gastado más por su defensa estratégica que por las armas ofensivas, en las cuales tienen ya una superioridad aplastante. Para ilustrar esta preeminencia evalúan que los soviéticos pueden disparar tres o cuatro salvas atómicas contra sólo una norteamericana. El equilibrio del terror fue ampliamente trastornado en favor de la URSS. Pero, gracias a la IDE que pone en tela de juicio la táctica nuclear convencional, los EE.UU. asegurarían, según se explica luego, la casi invulnerabilidad de su territorio, lo que los soviéticos no pueden aceptar y se esforzaran en impedir acusándoles de militarizar el espacio. Este proyecto se presenta como una neutralización militar del espacio, gracias a una superioridad técnica decisiva en el campo de la defensa. La tecnología moderna permite entonces la paralización de las dos herramientas de la ofensiva: las fuerzas terrestres y los cohetes. Existe ya la bomba de neutrones, arma de defensa inacatable, que destruye cualquier fuerza terrestre. Y contra los cohetes, la IDE para inmovilizar los misiles nucleares. Así que después del escudo táctico terrestre, quedaría por desplegar el escudo espacial.
Sin embargo, los expertos hablan de treinta o cuarenta años para realizar este plan y muchos impugnan desde ahora la eficacidad de este tipo de escudo. Pero, ¿en qué consiste este escudo?
"ALTA FRONTERA"
En 1981, ..la "Heritage Foundation" reunió alrededor del genera Daniel O. Graham, un grupo de hombres de negocios cercano del Presidente Ronald Reagan. Aquellos recogieron medio millón de dólares para financiar un estudio del cual se estrajo el plan "High Frontier" o "Alta Frontera". En seis o siete años, se colocarían 432 satélites en órbita que no serían equipados de armas nucleares. Podrían interceptar los misiles soviéticos en órbita poco después de su lanzamiento y destruir los cohetes adversos que lograran pasar esta primera barrera. En una segunda fase, se organizaría un cerco alrededor de los emplazamientos de misiles norteamericanos. Cuatro o cinco años más tarde el general Graham preveía una tercera fase con rayos que completara el sistema.
Por lo cual, el proyecto "Alta Frontera" precedía a la IDE tanto en su definición técnica como en su formulación politico-estratégica. Se trataba de abandonar en esta época el concepto de destrucción mutua aseguada para sustituirla con aquel de supervivencia mutua asegurada, gracias a ese escudo, que volvería los misiles nucleares superfluos o casi ineficaces. Ironía de la historia: examinado el proyecto en noviembre de 1982, por el Sr. Caspar Weinberger (quien ahora presiona a los europeos para que participen en la investigación acerca de la IDE) escribió en aquel entonces que este plan "no era científicamente realizable ". Esta rápida presentación, necesaria para dar a conocer la IDE, muestra que los aportes científicos e industriales introducidos en una nueva aproximación estratégica podrían "cambiar el curso de la historia de la humanidad" según el Presidente Reagan.
INICIATIVA DE DEFENSA ESTRATEGICA
En la IDE, la primera fase concierne a la intercepción de misiles atómicos enemigos en los cuatro o cinco minutos que siguen el lanzamiento. El Sr. Brzezinski y dos altas personalidades prevén ya la instalación de cien satélites geosincrones y diez satélites de baja altitud. Esta primera etapa sería operacional al principio de los años 1990 y se estima que costaría 45 mil millones de dólares, los equipos de la segunda fase destruirían los satélites que hubiesen sobrevivido a la primera. Al comienzo les acosarían encima de la atmósfera y luego, desde su regreso a ella. Esta etapa se apoyaría sobre interceptores probablemente guiados por el calor que se desprende de su blanco y se calcula su costo a 15 mil millones de dólares. Según el Sr. Brzezinski: "la eficacidad combinada de las dos fases sería superior a un 90 por ciento ... Es más que suficiente para desanimar a los soviéticos, quienes dejarán de pensar que un primer choque sería galardonado con éxito".
En la IDE, la primera fase concierne a la intercepción de misiles atómicos enemigos en los cuatro o cinco minutos que siguen el lanzamiento. El Sr. Brzezinski y dos altas personalidades prevén ya la instalación de cien satélites geosincrones y diez satélites de baja altitud. Esta primera etapa sería operacional al principio de los años 1990 y se estima que costaría 45 mil millones de dólares, los equipos de la segunda fase destruirían los satélites que hubiesen sobrevivido a la primera. Al comienzo les acosarían encima de la atmósfera y luego, desde su regreso a ella. Esta etapa se apoyaría sobre interceptores probablemente guiados por el calor que se desprende de su blanco y se calcula su costo a 15 mil millones de dólares. Según el Sr. Brzezinski: "la eficacidad combinada de las dos fases sería superior a un 90 por ciento ... Es más que suficiente para desanimar a los soviéticos, quienes dejarán de pensar que un primer choque sería galardonado con éxito".
ARMAS CON RAYOS
La IDE, que se inspira de "Alta Frontera", dio luz a otro sistema previsto en un plazo más lejano, la escuela Teller. Según Teller y su Sistema "Beam-Wapons" o "Armas con rayos", los satélites cazas de "Alta Frontera" a término serán tan vulnerables como sus blancos por las armas con rayos que su equipo perfecciona en Livermore. La idea de Teller consiste en el establecimiento de un nuevo tipo de defensa antiaérea capaz de limpiar el cielo de todas las armas ofensivas que podrían circular desde la superficie del suelo o del mar. Quedarían entonces en el espacio sólo satélites de observación y de alerta. Varios especialistas estiman que las armas con rayos son el porvenir, puesto que los proyectiles de la defensa serán 40.000 veces más rápidos que sus blancos, las armas de ataque. Intervendrán a la velocidad de la luz contra cabezas nucleares que se movilizan de 5 a 7 kilómetros por segundo. Además, por numerosas que fuesen, no podrían saturar la defensa como tampoco los tanques pueden atravesar una cortina de neutrones.
La IDE, que se inspira de "Alta Frontera", dio luz a otro sistema previsto en un plazo más lejano, la escuela Teller. Según Teller y su Sistema "Beam-Wapons" o "Armas con rayos", los satélites cazas de "Alta Frontera" a término serán tan vulnerables como sus blancos por las armas con rayos que su equipo perfecciona en Livermore. La idea de Teller consiste en el establecimiento de un nuevo tipo de defensa antiaérea capaz de limpiar el cielo de todas las armas ofensivas que podrían circular desde la superficie del suelo o del mar. Quedarían entonces en el espacio sólo satélites de observación y de alerta. Varios especialistas estiman que las armas con rayos son el porvenir, puesto que los proyectiles de la defensa serán 40.000 veces más rápidos que sus blancos, las armas de ataque. Intervendrán a la velocidad de la luz contra cabezas nucleares que se movilizan de 5 a 7 kilómetros por segundo. Además, por numerosas que fuesen, no podrían saturar la defensa como tampoco los tanques pueden atravesar una cortina de neutrones.
La guerra de las estrellas o de las galaxias reviste nociones estratégicas, técnicas, políticas e industriales complejas e inciertas. En el presente, la IDE trastorna totalmente el concepto de disuasión nuclear de estas dos últimas décadas y esto preocupa a varios gobiernos, expertos y comentaristas quienes, se dan cuenta que la disuasión nuclear pertenecerá pronto al pasado. En esa incertidumbre, algunos esperan que esta tecnología revolucionaria permita terminar con esta horrible lógica del equilibrio del terror, otros piensan que sólo se trata de militarizar el espacio o de reactivar la carrera armamentista. No se sabe exactamente cual será la orientacion de este cambio estratégico y si desembocará sobre un resurgimiento del armamentismo al nivel espacial. Ahora, sabemos con seguridad que una gran parte del destino humano se desarrollará en el espacio. En cuanto a la carrera armamentista, las palabras de este experto de renombre internacional, Coronel Marc Gete, ponen de relieve la importancia y la dimensión de esta revolución estratégica: "Pero desde Hiroshima la humanidad no ha encontrado nada más interesante a fin de asegurar la paz que acumular medios para aniquilar la civilización. Se puede hacer algo mejor. Si los proyectos de defensa espacial resultan, de lo cual no dudo, tendremos a plazos un desarme impuesto por las armas. Las monstruosas armas de exterminación serán entonces, mañana o pasado mañana, buenas para la chatarra. Entramos en una fase histórica del Occidente, la promesa de su supervivencia y al mismo tiempo de su victoria moral".
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